No hablamos personas: hablan nuestros roles
¿Y si la mayoría de nuestras conversaciones no fueran realmente nuevas?
Cuando un rol de una persona se encuentra con un fragmento de otro, no hablan individuos completos, sino roles que citan guiones heredados: cómo pedir, ofrecer, reclamar, disculparse o negociar.
El 80 % de lo que decimos sigue rieles conversacionales antiguos, patrones de lenguaje y emoción que aprendimos sin saberlo: de la familia, de la cultura, de la empresa, del grupo.
Así, creemos improvisar, pero en realidad actuamos escenas que ya estaban escritas.
Reconocer esto no es pesimismo, es libertad:
porque cuando el observador interno despierta, puede ver el guion, revisarlo, reescribirlo o cambiar de papel.