Ejercicio de Autoconcepto: reconstruir la identidad desde la evidencia interna
El modelo del autoconcepto de Steve Andreas sostiene que la identidad no es una idea abstracta, sino un sistema dinámico de representaciones internas: imágenes, sonidos, sensaciones y significados que se organizan en un patrón estable.
Este capítulo presenta un ejercicio práctico para reconstruir un aspecto del autoconcepto de manera coherente, ecológica y fenomenológicamente precisa.
Es un ejercicio poderoso porque no se limita a “pensar diferente”, sino que reconfigura la estructura interna desde la cual emergen la confianza, la autoeficacia, la claridad y el bienestar.
⭐ Objetivo del ejercicio
Identificar un aspecto del autoconcepto (por ejemplo: “soy capaz”, “soy confiable”, “soy creativo”, “soy disciplinado”) y construir una representación interna estable, basada en evidencia real, que pueda sostener esa identidad de manera duradera.
⭐ Estructura general (inspirada en Steve Andreas)
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Identificar el rasgo del autoconcepto a trabajar.
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Reunir experiencias reales que sirven de evidencia.
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Convertir cada experiencia en una representación interna vívida.
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Unificarlas en un “template” estable: tamaño, distancia, posición.
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Evaluar incongruencias y ajustarlas.
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Instalar la nueva representación del yo.
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Verificar el cambio en el cuerpo, la conciencia, el mundo y la acción.
⭐ Ejercicio guiado paso a paso
1. Elige un rasgo de identidad positivo realista
No elijas un deseo (“quiero ser…”) sino algo que ya existe, aunque sea pequeño.
Por ejemplo:
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“Soy alguien que aprende rápido.”
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“Soy una persona que cuida a otros.”
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“Soy disciplinado en ciertas cosas.”
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“Soy paciente en algunos contextos.”
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“Soy creativo cuando estoy relajado.”
El rasgo debe tener evidencias, aunque sean mínimas.
Pregunta clave:
– ¿Qué afirmación sobre mí quiero fortalecer porque ya tiene semillas reales?
2. Reúne entre 5 y 12 experiencias que confirmen ese rasgo
Busca momentos específicos, concretos, sensoriales.
No opiniones, no interpretaciones.
Ejemplos:
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Una vez resolví un problema complejo en poco tiempo.
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Acompañé a alguien que necesitaba apoyo.
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Organicé un proyecto personalmente difícil.
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Fui constante durante varios días.
Preguntas socráticas:
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¿Cuándo demostraste eso, aunque fuera en pequeño?
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¿Qué hiciste exactamente?
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¿Qué detalles recuerdas?
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¿Qué te permitió hacerlo?
Estas experiencias son los “ladrillos” del autoconcepto.
3. Representa internamente cada experiencia
Aquí empieza la parte estructural del método.
Toma cada recuerdo y:
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conviértelo en una imagen o pequeña película,
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agrégale sonidos reales de la escena,
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nota la sensación corporal asociada.
Luego pregúntate:
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¿Dónde aparece esta imagen?
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¿Qué tamaño tiene?
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¿Qué luminosidad o claridad tiene?
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¿Es estable o fluctuante?
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¿Es en primera o tercera persona?
Este mapa revela la estructura actual del autoconcepto asociado a ese rasgo.
4. Crea un “template” óptimo para representar ese rasgo
El corazón del método de Andreas es estabilizar las submodalidades.
Elige una configuración que sientas:
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sólida,
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cercana,
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luminosa,
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accesible,
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estable.
Por ejemplo:
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imágenes a la altura de los ojos,
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tamaño mediano,
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colores naturales,
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contornos nítidos,
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distancia de 1 metro,
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sensación de apertura en el pecho.
Este “template” se convertirá en el marco estructural para todas las evidencias.
5. Inserta todas las experiencias en este nuevo formato
Toma cada recuerdo y “pásalo” a la misma forma:
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misma distancia,
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mismo tamaño,
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misma claridad,
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mismo punto en el espacio mental.
Esto genera un “campo unificado”.
Cuando las experiencias se representan de manera caótica, el autoconcepto es frágil.
Cuando se organizan de manera uniforme, el autoconcepto se fortalece.
6. Identifica incongruencias internas
Pregunta:
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¿Hay alguna experiencia que contradiga este rasgo?
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¿Alguna voz interna que proteste?
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¿Alguna imagen que no encaje?
Si aparece una incongruencia:
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no la ignores,
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represéntala fuera del template,
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ponla en perspectiva,
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contextualízala en el tiempo,
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redefínela como excepción, no como identidad.
La incongruencia no se elimina.
Se reencuadra para que no gobierne la identidad.
7. Instala el nuevo autoconcepto
Ahora toma la construcción completa del rasgo y:
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colócala en el mismo lugar donde tu mente coloca “lo que es cierto sobre mí”,
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respira hondo,
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siente cómo tu cuerpo reacciona,
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deja que se asiente como algo real.
Este paso es decisivo porque lleva el cambio al nivel del ser.
8. Verifica el impacto fenomenológico
Aquí es donde se conecta con tu libro.
Pregúntate:
En el cuerpo
– ¿Se afloja el pecho?
– ¿Cambia el tono muscular?
– ¿Respira más amplio?
En la conciencia
– ¿Aparece más claridad?
– ¿Menos duda?
– ¿Más amplitud?
En el mundo
– ¿El entorno parece más accesible?
– ¿Las tareas se ven más realizables?
En la acción
– ¿Te ves actuando con más eficacia natural?
En el tiempo
– ¿El futuro se siente menos amenazante?
– ¿El presente más habitable?
En las relaciones
– ¿Te sientes más digno, más capaz de ofrecer y recibir?
Esto confirma la integración entre fenomenología del bienestar y autoconcepto estructural.
⭐ Síntesis del capítulo
Este ejercicio, inspirado en Steve Andreas, reconstruye un rasgo del autoconcepto a partir de evidencia real y estructuras internas estables.
Cuando la identidad se reorganiza, cambia toda la fenomenología: el cuerpo, la conciencia, el tiempo, la acción y el mundo se vuelven más habitables.