Más Allá del Consuelo: Neurodivergencia, Racialización y Perspectivas Compartidas
Resumen:
Este artículo parte del análisis de la activista negra sueca Lovette Jallow, quien enfatiza que su trabajo en neurodivergencia africana no tiene como objetivo consolar a mujeres blancas. A partir de esta reflexión, se plantea otra mirada: reconocer la complejidad de las identidades contemporáneas y la naturaleza híbrida de los saberes, donde lo racial y lo neurodivergente no se reducen a una dicotomía opresor-oprimido. Se examina cómo ciertos discursos de activismo, aunque válidos y necesarios en ciertos contextos, tienen raíces epistemológicas profundamente occidentales, y se propone un enfoque conciliador que integra memoria ancestral, saberes contemporáneos y praxis transformadora.
Introducción
En los últimos años, el discurso que articula la neurodivergencia, la racialización y la memoria ancestral ha ganado visibilidad en diversos contextos académicos y activistas. Una de las voces más destacadas es Lovette Jallow, activista negra sueca, quien enfatiza que su trabajo no busca consolar a mujeres blancas ni aliviar la culpa histórica de Occidente. En su reflexión, Jallow denuncia cómo a menudo el apoyo cargado de emoción puede convertirse en una forma de extracción de trabajo emocional, donde los saberes de las personas racializadas y neurodivergentes son consumidos para generar confort ajeno, sin reciprocidad real.
Este artículo busca analizar esta perspectiva y contrastarla con una reflexión crítica más amplia. En lugar de centrarse únicamente en la relación de opresor y oprimido —un marco de interpretación válido en ciertos contextos— se propone reconocer que hoy nuestras identidades y saberes son híbridos, atravesados por múltiples influencias culturales, raciales e intelectuales. La transformación y la innovación no provienen únicamente de la recuperación del pasado, sino de la integración consciente de saberes ancestrales y contemporáneos, respetando la complejidad de la experiencia actual.
1. “El trabajo no es consuelo”
Lovette Jallow describe cómo el apoyo de mujeres blancas, aunque cargado de sentimiento, rara vez se traduce en acción concreta. Muchas veces se manifiesta como sobreexposición pública, mostrando cuánto conmueve o hace sentir visto el trabajo de mujeres negras, o compartiendo sus cargas para que sean sostenidas por quienes las han generado.
Recientemente, una mujer blanca comentó en una publicación sobre la investigación de Jallow en neurodivergencia africana:
“¿Es extraño que yo, como mujer blanca, encuentre consuelo en tu trabajo?”
Jallow respondió:
“¿Me estás preguntando si la investigación sobre sistemas que tus antepasados ayudaron a destruir ahora te trae consuelo?”
El comentario fue eliminado, mostrando un patrón recurrente: la investigación y el trabajo negro que recupera saberes ancestrales es consumida para alivio emocional, pero rara vez respaldada en la práctica.
Jallow subraya que su labor no busca consolar a la blancura; su propósito es restaurar y devolver sistemas de cuidado y conocimiento desmantelados históricamente. Señala además que el poder no se filtra hacia abajo, pero el trabajo de quienes sostienen la historia siempre se filtra hacia arriba. Hacer este trabajo requiere energía, claridad emocional y recursos que rara vez se proporcionan, pero de los que se depende constantemente.
Este enfoque destaca la importancia de la reciprocidad y la responsabilidad ética en la relación con los saberes ancestralmente marginalizados. El mensaje es claro: la neurodivergencia y los saberes culturales no existen para validar la conciencia o consuelo de otros, sino para fortalecer estructuras de conocimiento y cuidado históricamente vulneradas.
2. La sospecha: un activismo profundamente occidental
Si bien el activismo que denuncia la extracción de trabajo emocional y visibiliza la opresión racial es válido y necesario, también es importante reconocer su origen epistemológico. Este marco discursivo —centrado en la relación de opresor y oprimido— surge de la tradición occidental: primero formulado en la dialéctica amo-esclavo de Hegel, luego reinterpretado por el marxismo, y finalmente adaptado a los discursos decoloniales y de justicia social contemporánea.
En esta perspectiva, las experiencias y saberes de personas racializadas son leídos a través de un marco conceptual occidental, que organiza la realidad en términos de opresión, restitución y poder. Esto no invalida la denuncia ni el activismo; de hecho, permite visibilizar injusticias y movilizar recursos. Sin embargo, plantea una tensión epistemológica: el sujeto que habla sobre otro contexto cultural o histórico —aunque sea racialmente cercano— siempre lo hace desde categorías, valores y estructuras de pensamiento heredadas de Occidente.
Por ejemplo, la activista negra sueca que investiga saberes africanos o australes no puede desprenderse de su formación occidental, académica y metodológica. Su interpretación de la memoria ancestral está mediada por categorías como evidencia, documentación, reconstrucción histórica y análisis crítico, que son propias de la academia occidental. En consecuencia, el rescate del pasado nunca puede ser completamente puro o inalterado: es siempre una traducción, reinterpretación y adaptación a los parámetros del presente.
Este fenómeno no invalida la acción política ni la recuperación de saberes; solo pone límites epistemológicos que deben ser reconocidos. Reconocer que todo activismo tiene una base cultural e intelectual condicionada permite mirar con honestidad las tensiones entre la ética de restitución y la construcción de conocimiento actual.
3. Otra mirada: la complejidad híbrida de la identidad
Hoy, las identidades son híbridas y complejas, atravesadas por múltiples influencias culturales, raciales, ideológicas y neurocognitivas. Tratar de rescatar un pasado idealizado o separar las experiencias en categorías rígidas puede ser útil para la movilización política y la visibilización, pero epistemológicamente es limitado. Nadie puede situarse fuera de sí mismo para hablar de otra realidad como si fuera completamente accesible.
En este sentido, la verdadera innovación surge de integrar saberes ancestrales con experiencias contemporáneas. La colonización y la globalización no solo arrebataron saberes; transformaron profundamente tanto a quienes colonizaron como a quienes fueron colonizados. Occidente, al igual que Roma frente a Grecia, se transformó a sí mismo a partir de los contactos culturales y la apropiación de conocimientos externos. Esto significa que hoy somos mezclas, no sujetos puros de opresión o poder: nuestra posición contemporánea es un terreno fértil para generar saberes transformadores.
La recuperación del pasado no debe buscar un retorno nostálgico ni reproducir dicotomías binarias de identidad. Su valor real está en aprender del pasado para construir conocimientos y prácticas útiles en el presente:
Sistemas de cuidado que integren neurodivergencia y memoria cultural.
Políticas inclusivas que respeten saberes ancestrales sin instrumentalizarlos.
Espacios de aprendizaje donde la diversidad racial, cultural y cognitiva sea un recurso, no un obstáculo.
Esta perspectiva reconoce que la innovación y el cambio no dependen de reproducir exactamente lo que existió, sino de reinterpretar, actualizar y aplicar saberes ancestrales de manera ética y efectiva en el mundo actual.
4. Hacia un diálogo conciliador y práctico
Un enfoque conciliador invita a valorar simultáneamente:
La fuerza del activismo que denuncia la apropiación y el consumo emocional de saberes.
La necesidad de reconocer la hibridación contemporánea, donde la identidad y el conocimiento no pueden reducirse a opresor-oprimido.
Esto implica que las discusiones sobre neurodivergencia, racialización y memoria ancestral deben centrarse en la creación de conocimiento colectivo, cooperación y reciprocidad. No se trata de validar la culpa histórica de nadie, sino de generar espacios donde:
Las personas racializadas y neurodivergentes puedan contribuir y ser escuchadas.
Los saberes ancestrales y contemporáneos se combinen para producir prácticas inclusivas y transformadoras.
Se evite la instrumentalización de la historia para consuelo emocional externo.
Así, el activismo y la investigación dejan de ser cuerpos separados de acción y reflexión para convertirse en herramientas de construcción colectiva y ética aplicada. La memoria ancestral deja de ser un objeto de consumo emocional y se transforma en punto de partida para la innovación social y cognitiva.
5. Implicaciones para la neurodiversidad y la racialización
Este enfoque tiene implicaciones directas para cómo entendemos la neurodivergencia en contextos racializados:
La neurodivergencia no puede reducirse a patologías ni a herramientas de activismo moral.
La diversidad cognitiva y racial se convierte en un recurso para generar soluciones adaptativas y resilientes.
Los saberes ancestrales no deben idealizarse ni instrumentalizarse; su valor reside en cómo se integran y reinterpretan en el presente.
Autoras como Lynne Kelly han demostrado la importancia de la memoria externa y la transmisión de conocimiento a través de prácticas culturales. Sus estudios sobre sistemas de memoria ancestral muestran que los humanos pueden sostener grandes cantidades de información sin tecnología escrita, enfatizando la conexión entre cognición, cultura y supervivencia. Estas ideas resuenan con la propuesta de Jallow y enriquecen la visión de un aprendizaje integrado, donde la historia y la neurodiversidad se combinan para ofrecer conocimiento funcional y ético.
Reconocer la neurodivergencia y la racialización implica aceptar la complejidad de nuestras identidades y de los saberes que podemos generar. El activismo que reclama memoria y saberes ancestrales es necesario y valioso, pero no debe limitarse a reproducir marcos binarios de opresor-oprimido ni idealizar un pasado inaccesible.
La verdadera transformación surge de:
Valorar las identidades híbridas contemporáneas y la mezcla de saberes.
Integrar conocimiento ancestral y moderno, aplicando prácticas éticas y efectivas.
Fomentar la reciprocidad y el diálogo, evitando instrumentalizar la memoria ancestral para consuelo ajeno.
El cambio real no proviene de intentar recrear un pasado perdido, sino de aprovechar la riqueza de la posición presente para construir saberes que respeten la diversidad cognitiva, cultural y racial, y que generen innovación y transformación social efectiva.Clica Aquí. www.atencion.org