sábado, agosto 16, 2025

Edificación filosófica con TDAH y neurodiversidad

Los límites del sentido común, que Kant puso en sus categorías, recuerdan a los límites que la sociedad suele imponer a la mente con TDAH: estructuras rígidas, expectativas lineales, caminos únicos para aprender o producir. 



Más Allá del Consuelo: Neurodivergencia, Racialización y Perspectivas Compartidas

Resumen:
Este artículo parte del análisis de la activista negra sueca Lovette Jallow, quien enfatiza que su trabajo en neurodivergencia africana no tiene como objetivo consolar a mujeres blancas. A partir de esta reflexión, se plantea otra mirada: reconocer la complejidad de las identidades contemporáneas y la naturaleza híbrida de los saberes, donde lo racial y lo neurodivergente no se reducen a una dicotomía opresor-oprimido. Se examina cómo ciertos discursos de activismo, aunque válidos y necesarios en ciertos contextos, tienen raíces epistemológicas profundamente occidentales, y se propone un enfoque conciliador que integra memoria ancestral, saberes contemporáneos y praxis transformadora.



Introducción

En los últimos años, el discurso que articula la neurodivergencia, la racialización y la memoria ancestral ha ganado visibilidad en diversos contextos académicos y activistas. Una de las voces más destacadas es Lovette Jallow, activista negra sueca, quien enfatiza que su trabajo no busca consolar a mujeres blancas ni aliviar la culpa histórica de Occidente. En su reflexión, Jallow denuncia cómo a menudo el apoyo cargado de emoción puede convertirse en una forma de extracción de trabajo emocional, donde los saberes de las personas racializadas y neurodivergentes son consumidos para generar confort ajeno, sin reciprocidad real.

Este artículo busca analizar esta perspectiva y contrastarla con una reflexión crítica más amplia. En lugar de centrarse únicamente en la relación de opresor y oprimido —un marco de interpretación válido en ciertos contextos— se propone reconocer que hoy nuestras identidades y saberes son híbridos, atravesados por múltiples influencias culturales, raciales e intelectuales. La transformación y la innovación no provienen únicamente de la recuperación del pasado, sino de la integración consciente de saberes ancestrales y contemporáneos, respetando la complejidad de la experiencia actual.


1. “El trabajo no es consuelo”

Lovette Jallow describe cómo el apoyo de mujeres blancas, aunque cargado de sentimiento, rara vez se traduce en acción concreta. Muchas veces se manifiesta como sobreexposición pública, mostrando cuánto conmueve o hace sentir visto el trabajo de mujeres negras, o compartiendo sus cargas para que sean sostenidas por quienes las han generado.

Recientemente, una mujer blanca comentó en una publicación sobre la investigación de Jallow en neurodivergencia africana:

“¿Es extraño que yo, como mujer blanca, encuentre consuelo en tu trabajo?”

Jallow respondió:

“¿Me estás preguntando si la investigación sobre sistemas que tus antepasados ayudaron a destruir ahora te trae consuelo?”

El comentario fue eliminado, mostrando un patrón recurrente: la investigación y el trabajo negro que recupera saberes ancestrales es consumida para alivio emocional, pero rara vez respaldada en la práctica.

Jallow subraya que su labor no busca consolar a la blancura; su propósito es restaurar y devolver sistemas de cuidado y conocimiento desmantelados históricamente. Señala además que el poder no se filtra hacia abajo, pero el trabajo de quienes sostienen la historia siempre se filtra hacia arriba. Hacer este trabajo requiere energía, claridad emocional y recursos que rara vez se proporcionan, pero de los que se depende constantemente.

Este enfoque destaca la importancia de la reciprocidad y la responsabilidad ética en la relación con los saberes ancestralmente marginalizados. El mensaje es claro: la neurodivergencia y los saberes culturales no existen para validar la conciencia o consuelo de otros, sino para fortalecer estructuras de conocimiento y cuidado históricamente vulneradas.


2. La sospecha: un activismo profundamente occidental

Si bien el activismo que denuncia la extracción de trabajo emocional y visibiliza la opresión racial es válido y necesario, también es importante reconocer su origen epistemológico. Este marco discursivo —centrado en la relación de opresor y oprimido— surge de la tradición occidental: primero formulado en la dialéctica amo-esclavo de Hegel, luego reinterpretado por el marxismo, y finalmente adaptado a los discursos decoloniales y de justicia social contemporánea.

En esta perspectiva, las experiencias y saberes de personas racializadas son leídos a través de un marco conceptual occidental, que organiza la realidad en términos de opresión, restitución y poder. Esto no invalida la denuncia ni el activismo; de hecho, permite visibilizar injusticias y movilizar recursos. Sin embargo, plantea una tensión epistemológica: el sujeto que habla sobre otro contexto cultural o histórico —aunque sea racialmente cercano— siempre lo hace desde categorías, valores y estructuras de pensamiento heredadas de Occidente.

Por ejemplo, la activista negra sueca que investiga saberes africanos o australes no puede desprenderse de su formación occidental, académica y metodológica. Su interpretación de la memoria ancestral está mediada por categorías como evidencia, documentación, reconstrucción histórica y análisis crítico, que son propias de la academia occidental. En consecuencia, el rescate del pasado nunca puede ser completamente puro o inalterado: es siempre una traducción, reinterpretación y adaptación a los parámetros del presente.

Este fenómeno no invalida la acción política ni la recuperación de saberes; solo pone límites epistemológicos que deben ser reconocidos. Reconocer que todo activismo tiene una base cultural e intelectual condicionada permite mirar con honestidad las tensiones entre la ética de restitución y la construcción de conocimiento actual.


3. Otra mirada: la complejidad híbrida de la identidad

Hoy, las identidades son híbridas y complejas, atravesadas por múltiples influencias culturales, raciales, ideológicas y neurocognitivas. Tratar de rescatar un pasado idealizado o separar las experiencias en categorías rígidas puede ser útil para la movilización política y la visibilización, pero epistemológicamente es limitado. Nadie puede situarse fuera de sí mismo para hablar de otra realidad como si fuera completamente accesible.

En este sentido, la verdadera innovación surge de integrar saberes ancestrales con experiencias contemporáneas. La colonización y la globalización no solo arrebataron saberes; transformaron profundamente tanto a quienes colonizaron como a quienes fueron colonizados. Occidente, al igual que Roma frente a Grecia, se transformó a sí mismo a partir de los contactos culturales y la apropiación de conocimientos externos. Esto significa que hoy somos mezclas, no sujetos puros de opresión o poder: nuestra posición contemporánea es un terreno fértil para generar saberes transformadores.

La recuperación del pasado no debe buscar un retorno nostálgico ni reproducir dicotomías binarias de identidad. Su valor real está en aprender del pasado para construir conocimientos y prácticas útiles en el presente:

  • Sistemas de cuidado que integren neurodivergencia y memoria cultural.

  • Políticas inclusivas que respeten saberes ancestrales sin instrumentalizarlos.

  • Espacios de aprendizaje donde la diversidad racial, cultural y cognitiva sea un recurso, no un obstáculo.

Esta perspectiva reconoce que la innovación y el cambio no dependen de reproducir exactamente lo que existió, sino de reinterpretar, actualizar y aplicar saberes ancestrales de manera ética y efectiva en el mundo actual.


4. Hacia un diálogo conciliador y práctico

Un enfoque conciliador invita a valorar simultáneamente:

  1. La fuerza del activismo que denuncia la apropiación y el consumo emocional de saberes.

  2. La necesidad de reconocer la hibridación contemporánea, donde la identidad y el conocimiento no pueden reducirse a opresor-oprimido.

Esto implica que las discusiones sobre neurodivergencia, racialización y memoria ancestral deben centrarse en la creación de conocimiento colectivo, cooperación y reciprocidad. No se trata de validar la culpa histórica de nadie, sino de generar espacios donde:

  • Las personas racializadas y neurodivergentes puedan contribuir y ser escuchadas.

  • Los saberes ancestrales y contemporáneos se combinen para producir prácticas inclusivas y transformadoras.

  • Se evite la instrumentalización de la historia para consuelo emocional externo.

Así, el activismo y la investigación dejan de ser cuerpos separados de acción y reflexión para convertirse en herramientas de construcción colectiva y ética aplicada. La memoria ancestral deja de ser un objeto de consumo emocional y se transforma en punto de partida para la innovación social y cognitiva.


5. Implicaciones para la neurodiversidad y la racialización

Este enfoque tiene implicaciones directas para cómo entendemos la neurodivergencia en contextos racializados:

  • La neurodivergencia no puede reducirse a patologías ni a herramientas de activismo moral.

  • La diversidad cognitiva y racial se convierte en un recurso para generar soluciones adaptativas y resilientes.

  • Los saberes ancestrales no deben idealizarse ni instrumentalizarse; su valor reside en cómo se integran y reinterpretan en el presente.

Autoras como Lynne Kelly han demostrado la importancia de la memoria externa y la transmisión de conocimiento a través de prácticas culturales. Sus estudios sobre sistemas de memoria ancestral muestran que los humanos pueden sostener grandes cantidades de información sin tecnología escrita, enfatizando la conexión entre cognición, cultura y supervivencia. Estas ideas resuenan con la propuesta de Jallow y enriquecen la visión de un aprendizaje integrado, donde la historia y la neurodiversidad se combinan para ofrecer conocimiento funcional y ético.

Reconocer la neurodivergencia y la racialización implica aceptar la complejidad de nuestras identidades y de los saberes que podemos generar. El activismo que reclama memoria y saberes ancestrales es necesario y valioso, pero no debe limitarse a reproducir marcos binarios de opresor-oprimido ni idealizar un pasado inaccesible.

La verdadera transformación surge de:

  1. Valorar las identidades híbridas contemporáneas y la mezcla de saberes.

  2. Integrar conocimiento ancestral y moderno, aplicando prácticas éticas y efectivas.

  3. Fomentar la reciprocidad y el diálogo, evitando instrumentalizar la memoria ancestral para consuelo ajeno.

El cambio real no proviene de intentar recrear un pasado perdido, sino de aprovechar la riqueza de la posición presente para construir saberes que respeten la diversidad cognitiva, cultural y racial, y que generen innovación y transformación social efectiva.


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Antropología de la Neurodiversidad: Saberes Ancestrales, Ciencia y Nuevas Perspectivas


Resumen:

Este artículo explora la intersección entre la antropología y la neurodiversidad, destacando cómo diversas culturas han reconocido y valorado las diferencias cognitivas a lo largo de la historia. A través del análisis de las contribuciones de autores como Lynne Kelly y Lovette Jallow, se examinan enfoques que desafían las concepciones modernas de la neurodiversidad. Además, se presentan perspectivas de otros pensadores relevantes en este campo, ofreciendo una visión integral de cómo la humanidad ha comprendido y abordado las variaciones neurológicas.


Antropología de la Neurodiversidad

Introducción

La palabra neurodiversidad ha ganado presencia en los últimos años, sobre todo en contextos clínicos, educativos y laborales. Sin embargo, su potencial de análisis desborda los límites de la medicina o la psicología. Comprender la neurodiversidad desde la antropología significa observarla como un fenómeno cultural, social e histórico: un espejo que muestra cómo las sociedades definen lo normal, lo valioso y lo desviado.

La antropología de la neurodiversidad no pregunta solamente por los genes o los diagnósticos, sino por los significados. Se interesa por cómo las comunidades interpretan y regulan las diferencias cognitivas, qué funciones sociales se asignan a quienes piensan distinto, y cómo esas diferencias han contribuido al desarrollo cultural.


martes, agosto 12, 2025

“Baila y tu cerebro recordará: el arte de moverse para pensar mejor”


📌 Resumen

El baile no es solo arte ni ejercicio: es un laboratorio de neurociencia en movimiento. Cada paso activa el cerebelo, el órgano oculto que entrena equilibrio físico y emocional. Cada giro es un mapa que conecta memoria, ritmo y atención. Este libro explora cómo bailar reconfigura el cerebro, mejora la plasticidad, regula la emoción y potencia la cognición, integrando descubrimientos de la neurociencia moderna, el TDAH, la memoria ancestral y la inteligencia espacial.

Inspirado por el Spark de John Ratey, el trabajo clínico de Edward Hallowell en TDAH, la teoría de la memoria viva de Lynne Kelly y las investigaciones espaciales de Barbara Tversky, este libro propone una máxima revolucionaria: moverte es pensar; bailar es recordar.

El baile: cuando el cuerpo piensa, la mente sana

Durante siglos, hemos separado el cuerpo de la mente, como si pensar fuera una actividad cerebral y moverse un acto secundario. Pero la ciencia contemporánea está revelando algo muy diferente: el movimiento es pensamiento en acción, y el baile es su forma más completa.

El ejercicio es medicina. Eso ya lo sabemos: mejora el sistema cardiovascular, libera endorfinas, regula el ánimo. Pero el baile es algo más. Es la fórmula completa porque combina ejercicio físico, coordinación, música, emoción y memoria en un solo acto. Cuando bailas, no solo trabajas el cuerpo: entrenas tu cerebro, reescribes tu química y activas una sabiduría antigua que va más allá de lo fisiológico.

No tener opinión, no es no tener opinión

Vivimos en una época donde se nos empuja a opinar sobre todo. Redes sociales, conversaciones rápidas, titulares diseñados para provocar. Parece que la identidad se mide en likes, en argumentos afilados, en banderas levantadas. Pero hay un gesto silencioso que empieza a desaparecer: la decisión consciente de no tener una opinión.

Y aquí está la paradoja: no tener opinión, no es no tener opinión. Es una posición activa. Es un acto deliberado de suspender el juicio, de permitir que algo sea complejo, de darle espacio a la duda. No es pasividad: es una forma de respeto, hacia uno mismo y hacia la realidad que todavía no se deja reducir a un titular.


El espacio entre la pregunta y la respuesta

Cuando alguien dice: “No tengo opinión sobre eso”, muchas veces recibe como respuesta una acusación: indiferencia, ignorancia, falta de compromiso. Pero hay un matiz que se pierde: a veces no opinar no es desinterés, sino cuidado. Es reconocer que el mundo no cabe en una frase rápida, que todavía no tenemos todos los hilos para tejer una visión justa.

Ese vacío no es hueco: es fértil. Es el mismo espacio que existe entre inhalar y exhalar. Un lugar donde la mente observa sin apresurarse. Y en ese silencio puede nacer algo más que un argumento: puede nacer comprensión.


El músculo de la pausa

Decidir no tener opinión en un mundo que grita es un músculo que se entrena. No es rendición: es resistencia. Porque el ruido exige respuestas inmediatas, polaridades, certezas. Y el no-opinar consciente es como un faro que dice: “Estoy aquí, pero no voy a reaccionar por reflejo”.

Ese músculo de la pausa permite algo extraño: sentir antes de pensar. Habitar la pregunta sin urgencia de cerrarla. Dejar que la información decante como sedimento en el agua antes de beberla.


Cuando el silencio es una respuesta completa

No tener opinión no significa vacío. Significa escuchar más. Significa sostener la complejidad sin destruirla para meterla en una caja simple. Es mirar un tema y decir: “Ahora mismo no lo sé, y eso está bien”.

En ese “no sé” hay humildad, pero también hay fuerza. Porque requiere coraje mirar a los demás y al propio ego y declarar: “No voy a fabricar una postura solo para existir en tu mapa”.


El acto político de no-opinar

En tiempos de saturación informativa, de debates de dos minutos y verdades en formato de eslogan, no tener opinión es casi subversivo. Es negarse a ser arrastrado por la corriente de la reacción automática. Es reclamar el derecho a la complejidad.

La próxima vez que sientas la presión de decir algo, prueba el silencio. No como evasión, sino como presencia. A veces el acto más honesto no es gritar ni argumentar, sino sostener ese lugar intermedio donde la verdad todavía se está formando.

Porque no tener opinión, no es no tener opinión. Es elegir no cerrar los ojos de la mente demasiado rápido. Es dar espacio a la realidad para que hable antes que nosotros.


"Es una figura fascinante. Un entrevistador que se ha convertido en espejo y puente, más que en voz propia. Su poder no está en opinar, sino en escuchar hasta el fondo. Ha estado frente a físicos que explican el universo como una ecuación, y frente a místicos que ven el mismo universo como un suspiro divino. Ha conversado con la panadera que amasa el pan cada mañana como si moldeara la vida, con el lampista que habla de tuberías como si fueran venas de la ciudad, con la abuelita que sabe que el tiempo se mide en risas y en ollas humeantes.

Y en cada entrevista, el entrevistador no buscaba confirmar su visión, sino iluminar la del otro. Descubrió que todas las personas, incluso las que no se consideran sabias, llevan un fragmento del mundo en su manera de mirar. Su don no era sintetizar, sino dejar que la sabiduría se desplegara en su forma original, sin corregirla ni empujarla a encajar.

Cuando alguien le pedía: “Pero tú, ¿de qué lado estás? ¿La ciencia o lo sobrenatural?”, él sonreía como si hubiera escuchado una pregunta mal formulada. No porque no quisiera responder, sino porque había visto algo más profundo: que esa línea divisoria era una ilusión. Las historias que escuchó de científicos estaban llenas de misterio, y las de los místicos llenas de precisión. Los extremos se tocaban, como un círculo que se cierra.

Nunca daba su opinión no porque no la tuviera, sino porque entendía que darla sería como clausurar una ventana. Su silencio no era vacío: era respeto. Era dejar que las voces resonaran sin ser absorbidas por la suya.

Con el tiempo, la gente empezó a notar algo extraño. Ese hombre que nunca opinaba parecía tener la mirada más amplia de todas. Porque mientras el mundo corría a definirse en bandos, él estaba en ese lugar intermedio donde caben todas las preguntas y donde las respuestas nunca llegan con prisa.

Quizás su gran lección era esa: que el acto de escuchar profundamente es en sí mismo una postura, una filosofía. Y que, a veces, no dar tu opinión es la manera más honesta de mostrar que el mundo no cabe en una sola". De La Biblioteca de Marko (droga absoluta)



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El músculo que recuerda: cuando moverse es también sanar




Este ensayo propone algo simple pero profundo: ver la actividad física no solo como rendimiento o salud, sino como un puente entre memoria corporal, emoción y mente.


Un lugar donde la alegría no es adorno, sino medicina.


Donde sudar puede limpiar emociones antiguas, y una caminata puede desbloquear una frase que llevaba años atrapada en los hombros.



Resumen:

El deporte es alegría, sudor y juego. Pero a veces, sin querer, el cuerpo revela historias antiguas: una rodilla que se tensa siempre igual, un pecho que no se abre, un paso que parece contener el mundo. No es drama, es biografía muscular. Este ensayo propone mirar la actividad física como algo más que rendimiento: un puente donde la memoria corporal, las emociones y la mente se encuentran para crear nuevas formas de ser. Moverse puede ser terapia, pero sobre todo puede ser libertad.

Psicología de la Actividad Física: por qué saber que es bueno no basta y cómo construir un cuerpo que quiere moverse



📌 Resumen:

Todo el mundo sabe que el ejercicio es bueno. Sin embargo, el mundo está lleno de rutinas abandonadas, zapatillas sin uso y promesas incumplidas. Este libro busca el punto ciego entre el conocimiento y la acción: las historias corporales, emociones y contextos que definen si un hábito se sostiene o se apaga.

Por qué saber que es bueno no basta y cómo construir un cuerpo que quiere moverse

“Psicología de la Actividad Física: por qué saber que es bueno no basta y cómo construir un cuerpo que quiere moverse”


📌 Resumen:

Todo el mundo sabe que el ejercicio es bueno. Pero si fuera solo cuestión de saberlo, todos nos moveríamos más. Este libro explora el espacio invisible entre el conocimiento y la acción: las agendas ocultas, las emociones, las historias corporales que definen si un hábito se sostiene o se apaga.

Basado en investigaciones científicas de la psychology of physical activity y en una mirada propia, propone una disciplina nueva: ver el movimiento como un acto narrativo, emocional y social que se aprende a querer desde dentro, no a imponer desde fuera. Un manual breve, riguroso y humano para transformar el ejercicio en identidad viva.

“Atlas Vivo de la Neurodiversidad: cómo ensamblar mentes complementarias para un mundo más inteligente”


📌 Resumen:

Este libro propone un giro radical: dejar de ver la neurodiversidad como un diagnóstico, y empezar a verla como un ecosistema de talentos y sensibilidades complementarias. Cada mente es un mapa vivo. Cada diferencia, una pieza esencial de un sistema mayor.

En lugar de intentar encajar en moldes rígidos, aprenderemos a cartografiar nuestras intensidades cognitivas y a combinarlas en redes dinámicas que potencien la creatividad, la resiliencia y la inteligencia colectiva. Un manual práctico y emocionante para familias, educadores, terapeutas y equipos que quieran transformar la diversidad en fuerza.

🪶 Cómo mover una historia sin romperla

Guía de intervención respetuosa para terapeutas y acompañantes

Cuando la persona cree conocer la causa de su problema


🎯 Objetivo de la guía

Acompañar procesos de cambio psicológico respetando el relato personal del otro, sin confirmar narrativas rígidas ni imponer interpretaciones externas, y facilitando el tránsito del sufrimiento a la acción, del pasado al presente, y de la causa al objetivo.

🪶 Cómo trabajar cuando la persona cree conocer la causa del problema

(Y cómo no quedarse atrapado en esa narrativa sin traicionar la relación)


🧱 1. Validar la vivencia, no el encierro narrativo

La clave está en diferenciar entre el sentimiento legítimo y la historia fija que se construyó sobre ese sentimiento.

“Entiendo que esto te marcó profundamente”

“Eso explica todo lo que te pasa y no se puede cambiar”

Validar la emoción, pero abrir espacio para que esa emoción pueda respirar en otras direcciones.

Frase útil:

"¿Y si además de esa historia, hubiera otras maneras de mirar lo que te pasó?"

🔍 “El problema es el objetivo al revés”

Por qué no necesitamos saberlo todo para comenzar a sanar


🧠 1. Trauma, causas y metáforas mecánicas: ¿sirven o nos enredan?

Vivimos en una época donde “trauma” lo explica todo, y a la vez, lo vuelve brumoso. Lo mismo con “patologías”, “heridas”, “vínculos tóxicos” o “autenticidad”.

Son palabras cargadas, útiles para señalar, pero también pesadas de connotaciones culturales, diagnósticas y emocionales. Y muchas veces, sirven más para identificarnos que para movernos.

Nos gusta saber “qué nos pasa” porque creemos que así vamos a poder cambiar. Pero en muchos casos, buscar la causa se convierte en una forma de estancamiento narrativo.

🧠 "El TDA-H no existe en el vacío (y tú tampoco)"

Cómo dejar de pelear contigo mismo y empezar a rediseñar el contexto en que vives


🔹Resumen

El TDA-H no es una esencia ni una falla individual. Es una forma de procesamiento que choca o fluye según el contexto en que se encarna. No existe TDA-H sin entorno, ni persona con TDA-H que no esté ya arrojada en uno. Este ensayo propone dejar de buscar la causa del malestar en el interior de la mente, y comenzar a mirar con lupa —y con cariño— las condiciones externas que lo exacerban o lo calman. A partir de allí, el trabajo real no es corregir la mente, sino rediseñar el campo de juego: adaptar rutinas, construir alianzas, usar trucos creativos y, sobre todo, vivir la vida como un dojo de entrenamiento amable, progresivo y personal.

🌍 No existe el TDA-H sin contexto. Y no existe persona con TDA-H fuera de él.

El TDA-H no es una esencia, ni una falla del sistema nervioso que se expresa igual en cualquier circunstancia. Es, ante todo, una relación con el entorno. Se manifiesta en la fricción entre una forma de procesar la realidad y un escenario que exige lo contrario.

Pero —y aquí está lo radical—:
el entorno no es solo el que recibimos, sino también el que podemos construir.

Como diría Ortega: yo soy yo y mis circunstancias,
pero si no me hago cargo de mis circunstancias, no me hago cargo de mí.

⚙️ Gestión Creativa de la Realidad: Estrategias No Convencionales para Mentes con TDA-H

Una guía para dejar de pelear con uno mismo y empezar a diseñar realidades vivibles

🔧 Modelo de Estructura Viva para Mentes Espirales

(Una guía para transformar pensamiento sin centro en acción con sentido)


🧩 1. El estilo ya está: no hay que cambiarlo, sino canalizarlo

Pensar en espiral no es un error: es una forma válida y rica de percibir el mundo.
El problema no es el contenido del pensamiento, sino la ausencia de cauces que lo hagan útil.
Canalizar ≠ reprimir. Canalizar = convertir.

🌀 Del Déficit al Estilo: una visión hermética del TDA-H



🧠 1. No es déficit. Es otra lógica.

El TDA-H no es un agujero, sino una arquitectura distinta del pensamiento.
No se basa en el paso lineal de A a B, sino en una danza entre estímulo, afecto, asociación y urgencia.

Es una mente más conectiva que secuencial, más simbólica que funcional, más perceptiva que planificadora.
Eso no significa que no necesite estructura. Significa que necesita una estructura compatible con su lógica.

🪨 Cuando moverse duele: el cuerpo que aprendió que actuar es peligroso

Por Jorge Orrego Bravo, psicólogo especializado en neurodiversidad


🔹Resumen

Muchas personas con TDA-H no están simplemente desmotivadas: están condicionadas por la frustración. No es que no quieran actuar, es que su cuerpo ha aprendido —a fuerza de errores, críticas, expectativas desbordadas o falta de resultados visibles— que hacer algo suele salir mal, doler o no dar frutos. Entonces no se trata de “pereza”, sino de un reflejo defensivo: una parálisis aprendida. Este ensayo explora cómo esa inhibición se encarna, cómo descondicionarla, y cómo volver a confiar en la acción como vía de expresión, reparación y sentido.

🧭 El laberinto sin hilo: TDA-H y las técnicas de la mente flotante



🌪️ 1. La libertad sin forma: entre genialidad y disfunción

Las técnicas psicoanalíticas como la asociación libre y la atención flotante parten del supuesto de que lo reprimido emergerá si se suelta el control racional. Pero en el TDA-H, lo que emerge no es lo reprimido, sino el flujo constante de estímulos, intuiciones, recuerdos y emociones ya presentes, pero no articulados.
El problema no es que no salgan cosas, sino que no se sabe qué hacer con ellas.

La mente que camina: del paisaje ancestral a la cognición extendida

Síntesis global


📜 Resumen

Este ensayo explora un hilo que atraviesa la arqueología, la filosofía, la neurociencia, la antropología y la experiencia contemporánea de la neurodivergencia: la idea de que el conocimiento humano es, ante todo, corporal, espacial, relacional y material.

A partir de la hipótesis de Lynne Kelly —que interpreta los monumentos y paisajes de las culturas orales como palacios de la memoria ancestrales— se despliega un diálogo con otros pensadores que, desde distintos ángulos, apuntan hacia la misma intuición: pensar no es solo procesar información en el cerebro, sino interactuar con el mundo a través de recorridos, objetos, gestos y narrativas.

Este texto sintetiza y pone en coherencia las aportaciones de David Abram, Tyson Yunkaporta, Norman Doidge, Lambros Malafouris y de comunidades neurodivergentes que reinventan estas estrategias en la vida diaria. El resultado es una propuesta de epistemología encarnada, un modelo de conocimiento que integra lo ancestral y lo contemporáneo para replantear cómo aprendemos, recordamos y compartimos saber.