martes, agosto 12, 2025

🔍 “El problema es el objetivo al revés”

Por qué no necesitamos saberlo todo para comenzar a sanar


🧠 1. Trauma, causas y metáforas mecánicas: ¿sirven o nos enredan?

Vivimos en una época donde “trauma” lo explica todo, y a la vez, lo vuelve brumoso. Lo mismo con “patologías”, “heridas”, “vínculos tóxicos” o “autenticidad”.

Son palabras cargadas, útiles para señalar, pero también pesadas de connotaciones culturales, diagnósticas y emocionales. Y muchas veces, sirven más para identificarnos que para movernos.

Nos gusta saber “qué nos pasa” porque creemos que así vamos a poder cambiar. Pero en muchos casos, buscar la causa se convierte en una forma de estancamiento narrativo.


🧭 2. No hace falta conocer el origen. Basta con definir hacia dónde quieres ir.

Este es el giro radical:

Cuando tú defines un objetivo (real, emocional, relacional, simbólico), estás revelando, de forma implícita, cuál es el problema que crees tener.

Ejemplos:

  • “Quiero dejar de procrastinar” → Implica: siento que pierdo tiempo, que me autosaboteo, que no estoy a la altura.

  • “Quiero confiar en alguien” → Implica: tengo miedo de abrirme, he sido herido, creo que la confianza es riesgosa.

  • “Quiero tener más energía” → Implica: siento fatiga, desorden fisiológico, vacío de propósito o culpa por no producir.

El objetivo es el negativo fotográfico del problema.
No necesito ver el trauma en detalle: está inscrito en lo que anhelo.


🧩 3. El mapa emerge al andar (no al diseccionarlo)

Muchos modelos terapéuticos aún operan con metáforas materiales o mecánicas:

  • “Hay que ir a la raíz”

  • “Hay que limpiar la herida”

  • “Hay que desactivar la creencia nuclear”

Estas imágenes tienen valor, pero también presuponen que el psiquismo es un sistema cerrado y reparable, como un motor.

¿Qué pasa si en lugar de reparar, queremos reorganizar?
¿Qué pasa si en lugar de excavar, queremos cultivar?

Entonces el foco cambia:

  • No tanto en la causa, sino en la forma en que organizo mi experiencia.

  • No tanto en la historia, sino en el presente que estoy intentando construir.


🔄 4. El deseo como guía hacia la transformación

Toda intención de cambio es un espejo doble:

Muestra lo que anhelo, pero también lo que temo.
Señala la dirección, pero también lo que creo que me lo impide.

Entonces el proceso puede comenzar sin diagnóstico definitivo.
La acción hace visible lo invisible.
Caminar en dirección al deseo va revelando, paso a paso, las piedras internas y externas.

Y muchas veces —esto es clave— lo que descubrimos no es una causa, sino una estructura de relación:
con nosotros, con los otros, con el tiempo, con el cuerpo, con la historia.


💡 Epílogo práctico:

No empieces preguntándote “por qué soy así”. Pregúntate “qué quiero lograr” y luego observa qué se interpone. Ahí está la historia que necesita reescribirse.



Clica Aquí. www.atencion.org