El espectro invisible: Neurodiversidad, trabajo y el lenguaje de los colores
Un código simple para una realidad compleja
Los cuatro colores representan modos de energía y procesamiento, pero no son caricaturas. Cada uno tiene su luz (lo que aporta naturalmente) y su sombra (lo que no fluye de manera espontánea y necesita equilibrio):
🔴 Rojo – Acción, urgencia, decisión
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Luz: mueve proyectos, rompe la parálisis, asume riesgos.
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Sombra: puede saltarse el análisis, impacientarse con procesos largos o con personas más pausadas.
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Otro polo: necesita complementarse con el azul (estructura) y el verde (estabilidad).
🟡 Amarillo – Creatividad, conexión, ideas rápidas
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Luz: genera innovación, abre posibilidades, conecta personas.
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Sombra: dispersión, dificultad para aterrizar ideas o cerrar procesos.
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Otro polo: necesita al azul (detalle) y al rojo (acción concreta) para que sus ideas se conviertan en resultados.
🟢 Verde – Estabilidad, calma, seguridad
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Luz: aporta equilibrio, regula emociones en equipo, mantiene coherencia.
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Sombra: resistencia al cambio, dificultad para salir de la zona de confort.
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Otro polo: necesita el rojo (movimiento) y el amarillo (exploración) para no quedarse fijo.
🔵 Azul – Análisis, estructura, precisión
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Luz: cuida la calidad, detecta errores, aporta lógica.
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Sombra: perfeccionismo, lentitud para decidir, dificultad con la incertidumbre.
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Otro polo: necesita el rojo (acción) y el amarillo (improvisación) para no quedar atrapado en el plan.
Neurodiversidad y polaridad
En perfiles neurodivergentes, estas luces y sombras suelen ser más intensas:
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Un TDA-H en rojo alto puede ser motor de energía… y a la vez sentir que pierde la estructura.
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Una persona TEA en azul intenso puede ser genio del detalle… y agotarse ante cambios inesperados.
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Una dislexia amarilla puede conectar ideas de forma única… y necesitar ayuda para darles forma concreta.
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Una alta sensibilidad verde profundo puede regular al equipo entero… pero sentirse sobrepasada si el entorno no cuida lo sensorial.
El modelo no etiqueta: muestra dónde está la fuerza y dónde está la necesidad de complemento.
Del color al trabajo en equipo
Cuando un equipo ve sus colores y polos en conjunto, ocurre algo clave:
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El rojo entiende que necesita el verde para sostener, y el azul para estructurar.
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El amarillo reconoce que su chispa se convierte en fuego cuando alguien aporta forma.
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El verde se atreve a moverse cuando se siente apoyado por el rojo y el amarillo.
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El azul confía más cuando sabe que el rojo y el amarillo mantendrán el avance aunque haya errores.
Es un mapa de interdependencia: cada color sostiene al otro.