Esa es una idea fascinante: la posibilidad de que todos tengamos una capacidad excepcional en algún área, aunque no siempre sea evidente o reconocida. En lugar de ver las altas capacidades como algo exclusivo de ciertas personas, podríamos pensar en capacidades diferenciales que emergen en distintos momentos y contextos.
Si lo enfocamos desde un punto de vista filosófico y científico, podríamos explorar:
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La hipótesis del talento disperso: cada persona tiene algún dominio en el que destaca significativamente, pero estas capacidades pueden estar distribuidas de manera irregular en la población.
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El modelo de habilidades compensatorias: nuestras áreas de menor rendimiento pueden impulsar el desarrollo de talentos inesperados.
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La idea de la inteligencia circular: más que un espectro lineal, la inteligencia podría funcionar en circuitos interdependientes, donde una habilidad elevada se relaciona con ciertas limitaciones en otras áreas.
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El talento oculto y su contexto: quizás muchas habilidades excepcionales no se manifiestan porque el entorno no las favorece o porque no se han identificado aún.