lunes, abril 07, 2025

Cómo vería un perro a un extraterrestre: Coaching, TDAH y la percepción desde dentro
Por atencion.org

Antes de preguntarnos cómo lucen los extraterrestres, deberíamos detenernos a mirar cómo percibimos nosotros —las distintas especies de este planeta—. Porque la pregunta es menos “cómo son ellos” y más “desde dónde los miraríamos”.

Un perro no se haría la misma pregunta. Para él, un extraterrestre podría oler a amenaza, a juego o a un tipo nuevo de humano sin aroma reconocible. Un insecto, por su parte, probablemente no “vería” a un alienígena como figura entera, sino como vibración, como sombra o como una interrupción en su campo de estímulos. Un delfín podría captarlo como una forma acústica: la onda de su presencia más que su forma visual. Y un ave... quizás solo detectaría la intrusión en su patrón del viento o en el campo magnético.

Nosotros, los humanos, en cambio, queremos una imagen. Queremos dibujar a “el otro”. Dotarlo de rostro, ojos, extremidades, alguna semejanza, algo identificable. Pero si no sabemos cómo se estructura nuestra mirada, ¿cómo podemos confiar en lo que creemos ver?


El coaching para personas con TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) a menudo se centra en conductas, técnicas, calendarios. Pero hay una pregunta más interesante que opera en un nivel más profundo: ¿cómo estás viendo el mundo? No qué ves, sino desde qué lugar miras.

Una mente que vive en TDAH no es simplemente “desorganizada”; es otra forma de atender, de percibir. Lo que para otros es ruido, para alguien con TDAH puede ser textura. Lo que para algunos es una interrupción, para otros es una señal. Las prioridades no se ubican según un calendario externo, sino por la intensidad subjetiva de lo que aparece en el campo de atención.

Entonces, en lugar de exigir “organización”, el coaching puede acompañar en una pregunta distinta: ¿desde qué especie estás percibiendo hoy? Porque a veces te sentirás como un ave (ligero, atento al entorno pero sin foco fijo), otras como un delfín (concentrado en una sola frecuencia, ignorando lo demás), o como un perro (hiperconectado a lo emocional, con explosiones de energía impredecibles).


Imaginar a un extraterrestre puede parecer un juego de ciencia ficción, pero es un ejercicio útil para cuestionar nuestros filtros. ¿Qué parte de nuestra mente proyecta lo que vemos? ¿Desde qué forma de vida interna estás interpretando lo que te rodea?

Si el coaching para el TDAH busca ayudar, no debería aspirar a normalizar, sino a pluralizar la mirada. A cultivar la autoobservación: no solo qué haces o qué piensas, sino quién estás siendo al percibir.

La persona con TDAH no necesita corregirse, sino aprender a decodificar su radar. Y el primer paso no es ver más claro, sino preguntarse desde dónde estás viendo. Como si fueras una especie más entre muchas, explorando un mundo que no es objetivo, sino siempre traducido.

07 de abril de 2025.


Clica Aquí. www.atencion.org