Orquestando la Vida con TDAH: Coaching, Roles y las 12 Dimensiones Emocionales de Mauro Di María
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) se ha entendido tradicionalmente como un obstáculo que dificulta la organización, la gestión del tiempo y el control emocional. Sin embargo, cuando se observa desde una perspectiva más amplia, es posible reinterpretarlo como una forma distinta de procesar el mundo, con sus propias ventajas y desafíos.
En este contexto, el coaching puede jugar un papel clave al ayudar a quienes tienen TDAH a desarrollar estrategias efectivas para navegar su vida de manera más armoniosa. Pero más allá de las herramientas convencionales, una metáfora poderosa emerge: la vida como una composición musical en la que cada rol que desempeñamos se convierte en un instrumento, y el equilibrio entre ellos es la clave para una sinfonía bien ejecutada.
Al integrar esta visión con el modelo de las 12 dimensiones emocionales de Mauro Di María, obtenemos un enfoque más profundo y holístico para abordar los retos del TDAH. En este artículo, exploraremos cómo estas tres perspectivas pueden combinarse para ayudar a las personas con TDAH a encontrar mayor equilibrio y plenitud en su vida.
I. El Coaching y el TDAH: De la Disonancia a la Armonía
El coaching para personas con TDAH no se centra en "corregir" la condición, sino en potenciar sus fortalezas y desarrollar estrategias para gestionar mejor sus dificultades. La clave está en la adaptación personalizada y en encontrar formas que permitan aprovechar la energía, creatividad y capacidad de pensamiento no lineal que suelen caracterizar a quienes tienen este perfil.
El coaching efectivo en estos casos se basa en algunos principios esenciales:
- Conciencia de los propios ritmos: las personas con TDAH a menudo funcionan en ciclos de alta y baja energía. Aprender a identificar estos patrones ayuda a estructurar las tareas de manera más eficiente.
- Externalización del orden: dado que la memoria de trabajo suele verse afectada, externalizar la organización mediante herramientas visuales, recordatorios y estructuras claras es fundamental.
- Priorización consciente: en lugar de intentar hacer todo al mismo tiempo, el coaching ayuda a clarificar qué es realmente importante en cada momento.
- Estrategias de regulación emocional: aprender a gestionar la frustración, la impaciencia y la impulsividad es clave para evitar que las emociones interfieran con el desempeño diario.
Si imaginamos la vida de una persona con TDAH como una composición musical, podríamos decir que el coaching actúa como un director de orquesta que ayuda a coordinar los distintos instrumentos, asegurando que cada uno entre en el momento adecuado y con la intensidad correcta.
II. La Vida Como Música: Afinando los Roles y Evitando el Caos
Toda persona desempeña múltiples roles en su vida: profesional, pareja, amigo, familiar, estudiante, creador, etc. En el caso de quienes tienen TDAH, la transición entre estos roles puede ser un desafío, ya que la tendencia a la dispersión y la dificultad para gestionar el tiempo pueden hacer que algunos roles queden relegados mientras otros acaparan toda la atención.
Desde la perspectiva musical, cada uno de estos roles es un instrumento que forma parte de la orquesta personal. Si uno suena demasiado fuerte o fuera de tiempo, puede generar disonancia. Si algunos instrumentos no están afinados, la pieza se vuelve caótica.
Para lograr una composición armoniosa, es necesario:
- Identificar los instrumentos principales: no todos los roles tienen el mismo peso en cada momento de la vida. Saber cuáles son prioritarios en un periodo determinado permite ajustar la energía de manera más efectiva.
- Practicar la alternancia de ritmos: al igual que en la música hay momentos de pausa y aceleración, en la vida es crucial aprender a equilibrar los tiempos de alta concentración con los de descanso.
- Aceptar la improvisación controlada: el TDAH conlleva una tendencia a la espontaneidad y la creatividad. En lugar de suprimir estos rasgos, se trata de canalizarlos de manera que aporten valor sin generar caos.
Cuando se consigue esta armonización de roles, la vida deja de sentirse como un ruido desordenado y se convierte en una melodía bien estructurada. Aquí es donde las 12 dimensiones emocionales de Mauro Di María pueden jugar un papel esencial.
III. Las 12 Dimensiones Emocionales de Mauro Di María: Regulación, Expresión y Fluidez
Mauro Di María propone un modelo de 12 dimensiones emocionales que abarca diferentes aspectos de la experiencia afectiva humana. Aplicado a la vida de una persona con TDAH, este modelo permite entender mejor cómo cada dimensión influye en la percepción, la motivación y la capacidad de acción.
Algunas de las dimensiones más relevantes en este contexto incluyen:
- Activación vs. Relajación: el TDAH suele estar marcado por un alto nivel de activación, lo que puede derivar en agotamiento si no se equilibra con momentos de descanso consciente.
- Impulsividad vs. Reflexión: encontrar estrategias para frenar la impulsividad sin perder espontaneidad es clave para evitar decisiones precipitadas.
- Expresión vs. Contención: algunas personas con TDAH pueden tener dificultades para modular la intensidad emocional en sus interacciones. Aprender a expresar sin abrumar y contener sin reprimir es un arte en sí mismo.
- Euforia vs. Frustración: la tendencia a pasar rápidamente de la motivación extrema a la desilusión puede generar inestabilidad. Identificar estos ciclos ayuda a evitar abandonos prematuros de proyectos importantes.
Integrar estas dimensiones en la metáfora musical nos permite comprender que la clave no está en "silenciar" ciertas emociones, sino en regular su volumen y su tempo para que contribuyan a la armonía general.
Conclusión: La Vida Como Sinfonía Personal
El coaching en TDAH, la gestión de roles como una orquesta y el modelo de las 12 dimensiones emocionales nos ofrecen un marco integral para entender cómo estructurar la vida de manera más equilibrada.
En lugar de percibir el TDAH como una cacofonía incontrolable, podemos verlo como una sinfonía en proceso de composición. Cada persona tiene la posibilidad de dirigir su propia orquesta, afinando sus instrumentos, ajustando sus tiempos y permitiendo que la música fluya con naturalidad.
Cuando logramos este nivel de autoconciencia y regulación, el TDAH deja de ser una barrera y se convierte en una cualidad única que aporta ritmo, color y dinamismo a la experiencia vital.
18 de marzo de 2025