Más Allá de los Opuestos: Coaching para TDA-H y el Engaño del Pensamiento Dialéctico
I. La Trampa de los Contrastes Artificiales
Desde la política hasta la filosofía, el pensamiento dialéctico ha estructurado nuestra forma de entender la realidad. La idea de que todo concepto lleva implícito su opuesto —izquierda y derecha, yin y yang, orden y caos— parece una verdad incuestionable. Sin embargo, este esquema mental es más un reflejo de nuestra necesidad de simplificación que una descripción fiel del mundo.
El problema central radica en quién decide qué cosas son opuestas. No hay una ley natural que dicte que la “disciplina” es el opuesto del “desorden” o que la “razón” se contrapone a la “emoción”. Estas distinciones no emergen de la realidad misma, sino de la mirada del observador, que luego las justifica con argumentos racionales. En política, por ejemplo, es frecuente que alguien desacredite una crítica acusando al otro de estar en el extremo opuesto del espectro ideológico, sin considerar que los términos “izquierda” y “derecha” son categorías históricas y arbitrarias.
Lo mismo ocurre en el ámbito personal. Pensar en términos de opuestos rígidos nos lleva a errores cognitivos como el pensamiento dicotómico, muy común en personas con TDA-H, ansiedad o baja autoestima. Frases como “si no soy perfecto, soy un fracaso” o “si no termino todo, no hice nada” reflejan cómo esta estructura mental restringe la capacidad de adaptación y crecimiento.
II. TDA-H y la Rigidez del Pensamiento Binario
Las personas con TDA-H suelen experimentar dificultades en el manejo de la atención, la organización y la regulación emocional. Pero más allá de los síntomas clínicos, hay un patrón de pensamiento que agrava sus desafíos: la tendencia a ver el mundo en términos de todo o nada.
Estudios sobre el procesamiento cognitivo en el TDA-H han demostrado que quienes viven con esta condición presentan mayor dificultad para manejar la flexibilidad cognitiva, es decir, la capacidad de cambiar de perspectiva o adaptar estrategias según el contexto. Esta rigidez puede manifestarse en pensamientos como:
- “Si no sigo mi planificación al 100 %, todo está perdido.”
- “Soy muy inteligente o soy un desastre.”
- “Si me esfuerzo y no logro hacerlo bien, significa que nunca podré hacerlo.”
Este tipo de creencias pueden generar un ciclo de frustración y autopercepción negativa, ya que cualquier desviación del ideal (normalmente inalcanzable) se traduce en una sensación de fracaso absoluto. El problema no está en la realidad misma, sino en la manera en que la mente clasifica y jerarquiza la información.
III. El Coaching Como Herramienta para Romper la Dicotomía
Si los opuestos no están en el mundo, sino en la forma en que los organizamos mentalmente, la clave está en flexibilizar nuestra manera de pensar. En el coaching para personas con TDA-H, este cambio de perspectiva es esencial para mejorar la gestión del tiempo, la motivación y la autoestima.
Estrategias efectivas incluyen:
- Pensamiento en escalas: En lugar de plantear una situación como éxito o fracaso, se puede usar una escala del 1 al 10 para evaluar qué tan cerca se está del objetivo y qué se puede mejorar.
- Reformulación de etiquetas: Pasar de decir “soy desorganizado” a “estoy aprendiendo a organizarme mejor” cambia el marco interpretativo y permite enfocarse en soluciones.
- Uso del “todavía” como puente cognitivo: En lugar de “no puedo hacer esto”, decir “todavía no lo hago como quisiera” ayuda a visualizar el progreso como parte del proceso.
El pensamiento dialéctico nos ofrece un modelo demasiado rígido para un mundo que en realidad es fluido y matizado. Comprender que las categorías con las que interpretamos la realidad no son absolutas, sino elecciones que podemos modificar, es un paso fundamental para mejorar nuestra capacidad de adaptación y aprendizaje.
2025-03-18