lunes, marzo 24, 2025

Creatividad y TDAH: Cómo Potenciar el Proceso Creativo Sin Sabotearlo

Se ha hablado mucho sobre la creatividad como un rasgo frecuente en personas con TDAH. Sin embargo, suele mencionarse como un don espontáneo, sin detenerse en cómo se desarrolla o qué factores lo facilitan o lo obstaculizan. La creatividad no es un destello arbitrario, sino un proceso complejo con distintas etapas, cada una de las cuales puede verse afectada de manera distinta por el TDAH. Comprender estas fases y su relación con las funciones ejecutivas es clave para aprovechar el potencial creativo sin caer en bloqueos o en la frustración de ideas que nunca llegan a concretarse.

El Proceso Creativo y el TDAH

El proceso creativo suele dividirse en varias etapas:

  1. Preparación: Se recogen ideas, referencias y experiencias.
  2. Incubación: La mente trabaja en segundo plano, conectando información de manera no lineal.
  3. Iluminación: Aparece el “¡Eureka!”, el momento de inspiración.
  4. Evaluación: Se analiza si la idea es viable o necesita ajustes.
  5. Elaboración: Se concreta la idea en un producto final.

Las personas con TDAH suelen brillar en las primeras tres etapas, gracias a su pensamiento divergente, su capacidad de conectar conceptos lejanos y su tendencia a generar múltiples ideas en poco tiempo. Pero la dificultad aparece en las últimas dos fases, donde entran en juego funciones ejecutivas como la planificación, la organización y la persistencia en la tarea.

Cómo Afecta el TDAH en Cada Etapa

  • Preparación: La hiperfocalización puede ser una ventaja, permitiendo una inmersión profunda en un tema, pero también puede llevar a la dispersión si se salta de un interés a otro sin rumbo claro.
  • Incubación: Aquí el TDAH juega a favor, permitiendo conexiones inesperadas. Sin embargo, la impaciencia o la necesidad de estimulación pueden hacer que se abandone una idea antes de que madure.
  • Iluminación: La creatividad fluye con facilidad, pero puede generar una avalancha de ideas difíciles de organizar.
  • Evaluación: La impulsividad puede llevar a enamorarse de ideas sin analizarlas con rigor, o bien, a desecharlas prematuramente por frustración.
  • Elaboración: Aquí es donde las funciones ejecutivas pesan más. La procrastinación, la dificultad para planificar y la tolerancia baja a la frustración pueden hacer que las ideas nunca lleguen a materializarse.

Cómo Potenciar la Creatividad sin Sabotearla

  1. Estructurar sin sofocar: Un sistema de notas o mapas mentales puede ayudar a dar forma a las ideas sin restringir la espontaneidad.
  2. Usar la energía del momento: Si la motivación es alta, aprovecharla para avanzar lo más posible antes de que el interés se desvanezca.
  3. Dividir en pasos pequeños: En lugar de enfocarse en la tarea final, fragmentarla en acciones concretas que no abruman.
  4. Tener un sistema externo de control: Recordatorios, fechas límite impuestas por otros o sesiones de trabajo con alguien pueden ayudar a mantener el compromiso.
  5. Aceptar los ciclos creativos: No siempre se puede estar en modo inspiración. Respetar las fases de incubación y evitar la autoexigencia excesiva previene el agotamiento.

La creatividad es un recurso valioso en personas con TDAH, pero necesita un andamiaje adecuado para no quedar atrapada en la frustración. Potenciarla no es solo cuestión de generar más ideas, sino de aprender a llevarlas a término sin que las funciones ejecutivas jueguen en contra.


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