Coaching TDA-H: La Música Como Aliada en la Atención y el Bienestar
Hubo un tiempo en que mi voz llenaba mi casa y algunos escenarios. Como cantante en bandas de rock, compartí micrófono con músicos que luego alcanzarían el éxito. Pero con los años, el despegue profesional en el campo de la psicología y el desarrollo personal me alejó del canto. Sin embargo, hace unos meses volví a entonar las primeras notas y algo en mi cerebro despertó: la música nunca se había ido, solo esperaba su momento.
Lo que redescubrí al cantar no fue solo una conexión con mi identidad, sino un fenómeno neurocientífico fascinante. Estudios en neurociencia han demostrado que cantar fortalece la memoria, la atención y la regulación emocional, procesos esenciales para quienes tienen TDA-H. ¿Cómo sucede esto?
La Música y el Cerebro con TDA-H
Las personas con TDA-H suelen tener dificultades para mantener la atención, gestionar impulsos y regular emociones. Pero aquí es donde el canto y la música pueden ser herramientas poderosas:
1. Cantar mejora la atención y la memoria de trabajo
Al entonar una melodía, activamos la corteza prefrontal, la misma región que regula la concentración y el control de impulsos. La estructura de una canción, con sus repeticiones y patrones rítmicos, refuerza la memoria de trabajo, facilitando la retención de información.
2. La respiración y el ritmo regulan la impulsividad
Cantar implica controlar la respiración diafragmática, lo que estimula el nervio vago y calma el sistema nervioso. Para quienes experimentan hiperactividad o impulsividad, esta práctica se convierte en una forma natural de autorregulación.
3. Dopamina: el puente entre la motivación y el aprendizaje
El TDA-H está relacionado con una menor producción de dopamina, el neurotransmisor que refuerza la motivación y el placer. Al cantar, el cerebro libera dopamina, serotonina y oxitocina, generando un estado de bienestar que puede mejorar la disposición para aprender y concentrarse.
4. La música como ancla en la dispersión mental
Cantar es una práctica de atención plena. Al centrarnos en la melodía, la articulación y la respiración, entrenamos la capacidad de sostener la concentración en una sola tarea, algo esencial para el día a día de quienes tienen TDA-H.
Más allá del canto: Encuentra tu ritmo personal
La música es solo una de muchas herramientas para canalizar la energía y estructurar la atención. Bailar, tocar un instrumento, escribir o incluso el deporte pueden cumplir un papel similar. La clave está en encontrar aquello que nos permita estar presentes y equilibrados.
Retomar el canto fue más que un reencuentro personal: fue una confirmación de que la música transforma el cerebro y nos da herramientas para afrontar la vida con mayor claridad y armonía. ¿Cuál es tu manera de conectar contigo?