jueves, agosto 25, 2022

Ejercicio personal para terapeutas y coaches


Piensa en alguno de tus clientes actuales que te esté causando preocupación. Quizás el cliente no puede verbalizar un objetivo lo suficientemente claro para que le ayudes a conseguirlo. Puede que acabes cada sesión pensando: «Espero que él o ella no vuelva a reservar otra cita».

 

Por un momento, piensa en cómo describes al cliente. Sé sincero. Entonces, piensa en cómo has abordado al cliente a partir de esa descripción. ¿Qué eficacia reconocería en cliente en la terapia?


 

 

Ahora, echándole mucha imaginación, formula una nueva descripción del cliente. Con esa descripción, ¿cómo le saludarías la próxima vez que te encuentres con él o con ella?


 

 

¿Qué pequeños cambios harías, a partir de esta nueva conversación?

 


 

 

A medida que pongas en práctica este ejercicio con clientes reales, fíjate en cómo cambian las sesiones. Cuando acabe un encuentro, revisa qué hiciste de forma distinta y reconoce cómo tu flexibilidad como terapeuta puede haberte ayudado, también, a escapar de las garras del diagnóstico.