Proteger del bullying a tu hijo con TDAH
Publicado el 24 mayo 2015 de Dra Elena Díaz de Guereñu
Escrito por Gina Pera
Traducido por la Dra. Elena Díaz de Guereñu
¿Son realmente eficaces los programas contra el bullying a
la hora de proteger a los niños con TDAH, sobre todo fuera de la escuela?
Durante mucho tiempo he tenido mis dudas. Por eso me fascinó leer las
opiniones, un tanto heterodoxas, de un veterano psicólogo educativo: Israel
“Izzy” Kalman, diseñador del programa “De Abusones a Colegas”. Israel ha
accedido amablemente a escribir sobre ello (ver más abajo) para los lectores de
ADHD Roller Coaster. Él habla específicamente sobre niños, pero la misma estrategia
podría adoptarse por adultos con TDAH que se sienten intimidados en su vida
personal o en su trabajo.
Antes, una pequeña introducción. Hace algunos años formé
parte de un grupo de cuatro expertos en TDAH que ayudó a recaudar fondos en un
acto benéfico; la gente hacía generosos donativos para comer y charlar con
nosotros (Thomas E. Brown, Patricia Quinn, Robert Brooks y yo – afortunada de
estar en compañía de mis héroes y mentores).
Una madre me preguntó qué podía hacer para proteger a su
hijo del acoso escolar. En primer lugar, le advertí de que yo no era ninguna
experta en TDAH infantil, ni mucho menos en tácticas contra el acoso escolar.
Entonces me atreví a decir: “Sabes, yo creo que incluso las escuelas con
mejores programas de prevención del acoso sólo llegan hasta un cierto punto.
Habrá muchas veces en que el niño esté fuera de la vista del profesor, o
conectado a Internet en su casa. Para mí, la mejor protección que puede ofrecer
a su hijo o hija es enseñarle a manejar a los matones, hacerse a prueba de
bullying“.
Un terapeuta educativo, al otro lado de la mesa, me lanzó
una mirada asesina. Al parecer, había dicho algo inadecuado.
No nos equivoquemos: las escuelas deben tener programas
anti-acoso, por supuesto. Durante mis 13 años en escuelas parroquiales,
disfruté de un ambiente que insistía en la compasión y la caridad; no recuerdo
haber visto un solo caso de acoso escolar. Pero no todos los niños están en ese
tipo de ambiente, y hay situaciones fuera de la escuela en las que también
puede darse el acoso. Creo que los padres pueden utilizar diferentes
estrategias.
Una frase me vino a la mente: “Es más fácil ponerse
zapatillas que enmoquetar todo el mundo”, de uno de los personajes de “Al
Franken Saturday Night Life”, el gurú de la autoayuda Stuart Smalley (“Soy lo
bastante bueno, soy lo bastante inteligente y ¡qué coño, le gusto a la gente!
“). Seguramente, también hay maneras de que los padres sean más pro-activos al
preparar a sus hijos para manejar a los acosadores y para distinguir entre el
acoso verdaderamente dañino y las bromas e incordios corrientes.
Al volver a casa, empecé a buscar en internet criterios así;
fue entonces cuando encontré a Izzy Kalman. Os recomiendo los videos de su
página web; son a la vez divertidos y profundos.
Acoso escolar y niños con TDAH
Por Israel (Izzy) Kalman, MS, NCSP
Es un honor para mí que Gina Pera, experta en TDAH
reconocida en todo el país, me pida que escriba un artículo sobre acoso escolar
para este blog. Espero hacer justicia al tema y ser de ayudaros para algunos de
vosotros.
La gravedad del problema del acoso
Una de las peores cosas que le puede pasar a un niño es ser
víctima de un acoso implacable. Se meten con él o ella a diario, y nada de lo
que ellos o la escuela hacen para detenerlo parece funcionar.
Los investigadores han descubierto, como era de prever, que
la exposición prolongada al acoso puede afectar de por vida. Puede hacer daño
no sólo emocional sino también físico. Además, como es de sobra conocido, las
víctimas de acoso escolar pueden llegar a ser terriblemente violentas hacia
ellas mismas y hacia otras personas.
Los investigadores también han confirmado algo que todos
pensamos: que los niños con TDAH son más propensos que sus compañeros a
convertirse en víctimas de acoso. Para colmo, muchos de ellos son tachados
abusones por su colegio, pues tienden a reaccionar de manera impulsiva y
agresiva cuando son molestados.
¿Por qué los niños y niñas se convierten en víctimas de
acoso escolar?
Para entender por qué los niños con TDAH tienen más probabilidades
de sufrir acoso (y por sufrir acoso me refiero concretamente a que las mismas
personas se metan reiteradamente con uno), es necesario entender la dinámica de
la intimidación. La siguiente explicación puede parecer demasiado simplista.
Sin embargo, en la gran mayoría de las situaciones de acoso escolar, resulta
exacta. No tiene nada que ver la complejidad de un problema con la cantidad de
sufrimiento que produce.
Todas las criaturas sociales, incluidos los seres humanos,
están programadas para disfrutar con el poder y el dominio. Por eso uno se
siente bien cuando tiene el poder y mal cuando no lo tiene. Este deseo de poder
varía en intensidad de persona a persona, pero es tan universal como los deseos
biológicos de alimentación, sexo y sueño.
Cuando hacemos algo que nos da poder, sentimos placer. El
placer refuerza ese acto, por lo que es probable que lo repitamos. Por eso, por
ejemplo, cuando nos enfadamos por las rabietas, los niños tienden a tenerlas a
menudo. Son una buena forma de dominarnos.
Pongamos que tú y yo somos dos niños. Tú me insultas y yo me
enfado. A mí no me gusta estar enfadado; prefiero estar contento. Así que
cuando haces que yo deje de estar contento y me enfade, me has vencido. Sientes
un chorro de poder. Además, cuando me enfado parezco tonto, así que ya no me
respetas.
Ahora has descubierto que puedes obtener placer
insultándome. Y como no me respetas cuando parezco tonto, no tienes reparo en
hacerlo una y otra vez. En otras palabras, sientes que merezco que me insulten.
Puede que, de hecho, estés haciéndomelo sin tener ni idea de
por qué. La mayoría de los refuerzos en la vida están fuera de nuestra
percepción consciente. Volviendo al ejemplo de las rabietas, los padres no
suelen sospechar siquiera que están fomentando las rabietas ¡al poner tanto
empeño en pararlas!
Del mismo modo, si tú me insultas constantemente,
probablemente no piensas, “Oh, cuando insulto a Izzy [a mí] y él se enfada, le
estoy derrotando, así que voy a hacerlo una y otra vez.” Pero el simple hecho de
que yo me enfade contigo por insultarme hace más probable que continúes
haciéndolo. No es que seas necesariamente una mala persona. Es simplemente la
naturaleza humana en acción.
En esencia, estoy atrapado por una ficción. Creo que me
enfado porque tú me insultas constantemente. ¡No me doy cuenta de que, si tú me
insultas constantemente, es porque yo me enfado!
Por cierto, esto no quiere decir que yo sea tonto por caer
en tu trampa. Esto les pasa también a los adultos más inteligentes. Muchos
tenemos un cónyuge, jefe, padre o hijo que nos irrita a menudo, sin que nos
demos cuenta de cómo nosotros mismos estamos reforzando su mala conducta.
Ahora bien, si yo soy un niño con TDAH, soy más reactivo que
la mayoría de los niños. No me paro a evaluar la situación y pensar en la mejor
manera de manejarla. Así descubres que soy el objetivo ideal. Si te metes
conmigo, seguro que me voy a enfadar. En consecuencia, es más probable que te
metas conmigo que con otros niños. Si, además, tengo problemas con el profesor
por mis reacciones llamativas e impulsivas, tienes un tanto a tu favor, lo que
aumenta enormemente tu deseo de meterte conmigo.
Entonces, ¿cómo podemos ayudar a esos niños?
Sería fantástico poder contar con el colegio para detener el
acoso. Sin embargo, no es posible.
Aunque los padres de niños acosados acusan sistemáticamente
a los colegios de no hacer nada para hacer que cese el acoso, es un ataque
injusto. La investigación ha demostrado inequívocamente que las políticas
contra el acoso que los colegios deben cumplir no funcionan. De hecho, es
probable que empeoren el problema. Piensa en esto: si tú me insultas y yo se lo
digo al profesor, y entonces te mandan al despacho del director por acosarme,
¿voy a caerte mejor? ¿Vas a querer ser más amable conmigo?
En última instancia, la solución más fiable es enseñar a los
niños a manejar el acoso por sí mismos. He enseñado esto durante casi cuatro
décadas, utilizando juegos de rol muy estructurados. La mayoría de los niños lo
entienden muy rápidamente y aprenden a no caer más en la trampa de enfadarse.
También les enseño un marco más amplio de normas para tratar a los niños como
amigos, en lugar de enemigos, y les enseño a aplicar las reglas mediante juegos
de rol, para manejar todas las situaciones de acoso a que se enfrenten.
Debo admitir que, en general, me cuesta más conseguirlo con
niños que sufren de TDAH, ya que son más impulsivos. Cuando se meten con ellos,
es más difícil que se paren a pensar en lo que les he enseñado a hacer.
Entonces, ¿cómo puedo ayudarles? Simplemente con más repetición de los juegos
de rol, y quizá trabajando con ellos unos minutos todos los días, hasta que la
respuesta adecuada surja de manera natural.
Gina me preguntó si empleo alguna técnica particularmente
potente para niños con poco control de la impulsividad. La respuesta es “No. Si
la tuviera, la emplearía con todos los niños”. Mis técnicas, de hecho, son muy
potentes, por eso consiguen tan buenos resultados. Lo único que necesitan los
niños con TDAH es más repetición.
También puede ser útil tratar los síntomas de TDAH, para
aumentar su capacidad de autocontrol.
¿Qué pueden hacer los padres?
Entonces, si tu hijo sufre acoso, ¿cómo podéis
proporcionarle la ayuda que necesita? Tal vez la mejor manera de hacerlo sea
realizar una versión simplificada de mis técnicas, de la siguiente manera:
Dile a tu hijo, “Llámame idiota y no me dejes pararte”.
Cuando te insulte, haz como si estuvieras enfadado de veras y adviértele de que
debe dejar de hacerlo.
Probablemente descubras que te sigue insultando mientras se
ríe a carcajadas. Después de un rato, ríndete. Entonces, pídele que lo vuelva a
hacer. Esta vez, permanece completamente en calma mientras permites que te
insulte todo lo que quiera. Probablemente se aburrirá y parará al poco tiempo.
Entonces explícale que cuando estabas tratando de detenerle,
en realidad hacías que se divirtiera, por eso continuó insultándote. Cuando no
trataste de detenerle, se aburrió y dejó de hacerlo.
Pide a tu hijo que lo intente durante una semana con los
niños que se meten con él. También es una buena idea hacer que tu hijo lo
practique. Dile que vas a insultarle y tiene que evitar enfadarse, no importa
lo que le digas. Si puede hacerlo contigo, tal vez lo consiga con otros niños.
Podéis ver esta técnica en acción en un vídeo de mi página
web. Id a Bullies to Buddies
Resource Page y haced clic en el video
titulado The Idiot Game. También es útil que tus hijos lo vean.
¡Buena suerte!
Izzy Kalman
Israel “Izzy” Kalman es Psicólogo Educativo certificado a
nivel nacional; ha trabajado en colegios y en su consulta privada desde 1978.
Ofrece diferentes recursos en su página web, incluyendo un manual gratuito, How
to Stop Being Teased and Bullied Without Really Trying y libros y archivos de audio a la venta.
También ofrece consultas a distancia.
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