Las personas somos seres biológicos, psicológicos y sociales. El TDAH en el adulto tiene un fuerte componente neuro-biológico, pero no es la única influencia en la vida de la persona.
Entre los 0 y 14 años, hay una fuerte influencia en la que uno aprende a ser quién es con los modelos de vida que recibimos de nuestro papá, mamá y profesores.
Con este argumento vital nos movemos en el mundo y posteriormente desarrollamos roles: padre, pareja, rol social y laboral. Ahora bien, el cómo nos comportamos en el ejercicio de cada uno de estos roles, está marcado de lo que aprendimos de nuestro padre y de nuestra madre hasta más menos, lo 14 años.
Si vimos que nuestro padre se relacionaba bien con la gente y resolvía los conflictos adecuadamente con otras personas, lo más probable es que copiemos este modelo y aprendamos a resolver los conflictos de la misma manera.
El cómo enfrentamos esta realidad dependerá del desarrollo de nuestra inteligencia emocional, que se basa en cuatro pilares: el primero es "darnos cuenta" de quiénes somos, de nosotros mismos; el segundo es el darnos cuenta de los demás, del otro; luego está el darnos cuenta que lo que yo digo repercute en el otro; y el cuarto pilar es darme cuenta que lo que el otro dice repercute en mí. Todo esto en conjunto nos permite enfrentar de una u otra forma la vida y sus múltiples conflictos.
