miércoles, octubre 06, 2010

TDAH adultos y Procrastinación


La postergación son conductas aprendidas para evitar tensión y malestar.

Las personas con TDAH una vez enfrentadas a una tarea poco atractiva o que requiere un esfuerzo mental sostenido, experimentan una serie de pensamientos inútiles y un estado intermitente de desagrado que culmina en la evitación de la tarea o la postergación de la misma.

Identificar  y evaluar del rol que los pensamiento ejercen en la toma decisiones respecto de la evitación de actividades que percibe como desagradables, facilita el camino hacia el siguiente paso, la resolución de problemas y el logro de metas.



Ejemplo:

Eloy, igual que sus compañeros de facultad disfruta de conversar con sus compañeros en el bar de la universidad, aunque a veces se pierda en las conversaciones, otras interrumpa demasiado, u otras simplemente se aburra.

La diferencia principal entre Eloy y sus compañeros que no tienen TDAH, se pone de manifiesto cuando advierte que se aproxima una fecha de examen.

Tan pronto comienza a pensar en preparar la materia inmediatamente se activan una serie de  pensamientos negativos.

“Debería haber empezado antes a estudiar”,

“Como siempre dejo todo para el último momento”,

“Me presentaré cuando lo prepare mejor” etc.

Y luego creencias más profundas,  activadas por el recuerdo de malos resultados previos:

“Nunca puedo hacer nada bien”,

“Soy un pésimo estudiante”.

Como resultado de este modo de pensar y para evitar las emociones desagradables que emergen (culpa, rabia, mal humor), Eloy anula (evitando pensar o postergando) cualquier intento de programar y organizar “paso a paso” la realización de la actividad.

De modo que la evitación o postergación indefinida son utilizadas como “estrategias a corto plazo” que lo “protegen” en lo inmediato frente al estrés que le genera abocarse a esa  tarea o actividad.


En el TDAH la atención se dirige hacia donde encuentra un estímulo atractivo o estimulante (no necesariamente positivo).

La dificultad para realizar el esfuerzo mental requerido por la tarea sería lo que pone en marcha el circuito mencionado.

Son “estrategias a corto plazo” para diferenciarlas de las estrategias útiles.

Mientras que las primeras  tienden a mantener el esquema disfuncional, no así las segundas, que lo modifican.


 “Estrategias a corto plazo” en el TDAH

• Evitación anticipatoria:

-Magnificar la dificultad de tareas pendientes.

-Dudar sobre la capacidad propia.

-Diferir el estrés inmediato.

• Procrastinación:

-Esperar hasta el límite para comenzar una tarea.

- En algunas personas, la tensión asociada al límite ayuda a ganar concentración.

- Aunque deja poco margen  para revisar errores.

• Pseudo eficiencia:

-Pasar mucho tiempo completando cantidad de tareas irrelevantes.

-Crea una sensación temporaria de estar ocupado y productivo.

• Malabares con los proyectos:

-Inicio de muchos proyectos novedosos y estimulantes.

-Alta motivación y concentración sólo en el comienzo. 

El patrón resultante es una cantidad de proyectos sin terminar.

Los patrones crónicos de desorganización y postergación son reforzados por pensamientos negativos: 

• Pérdida de auto confianza  “No creo que  pueda”,  “No me creo capaz”

• Fracaso “Siempre he fallado y siempre fallaré en lo que me proponga realizar”

• Inadecuación  “Soy básicamente mala  para…”

• Incompetencia ”Me siento incapaz para  afrontar las demandas de la vida cotidiana”

• Inestabilidad “Mi vida siempre será caótica y desorganizada”.


El primer paso en el TDAH es identificar este bucle de pensamientos inútiles y  emociones desagradables que  culminan en la evitación/ postergación de conductas de afrontamiento.


El segundo paso consiste en trabajar en la construcción y desarrollo de pensamientos y emociones alternativos que te permitan una mejor utilización de tus funciones ejecutivas (anticipar, planificar, organizar, jerarquizar, etc.), necesarias para la realización de actividades que requieren esfuerzo sostenido.


Escuchando en detalle los problemas que presentan los jóvenes y adultos con TDAH encontramos que las dificultades de organización en sus actividades y tareas, la distracción excesiva, la evitación del esfuerzo mental, y la inconstancia son moneda corriente en lo cotidiano.


El TDAH es un desorden que está asociado a un déficit en las funciones atencionales, inhibitorias, y de autorregulación.

Este déficit, de origen neurobiológico, sería el responsable de las dificultades crónicas que presentan los individuos con TDAH en actividades que requieren

-planificación,

-anticipación,

-persistencia en tareas conforme a objetivos, y

-capacidad de mantener la concentración.


Estas funciones cognitivas son independientes de la inteligencia,  la motivación y de la voluntad.

Algunas personas desarrollan creencias y premisas negativas y distorsionadas de sí mismas las cuales interfieren con su funcionamiento.

Este particular modo de pensar acerca de sí  y del mundo circundante puede llevarlos a presentar cuadros de ansiedad y depresión así como a postergar y posponer en forma indefinida (procrastinación), característica tan común en los adultos y jóvenes que presentan TDAH.

Los aspectos añadidos del mismo, como el bajo rendimiento, sentimientos de culpa y frustración, suelen activar patrones de conducta, pensamientos y esquemas más profundos referidos a la falta de logros laborales y personales.


Identificar  y evaluar del rol que sus pensamiento ejercen en la toma decisiones respecto de la evitación de actividades que percibe como desagradables facilita el camino hacia el siguiente paso, la resolución de problemas.

La postergación son conductas aprendidas para evitar la tensión.


Finalmente es práctica la creación de un sistema de prioridades para diferenciar las tareas que son fáciles, rápidas, y motivadoras de aquellas que son importantes pero que requieren varios pasos y tiempo para su resolución.

Las recaídas y retrocesos son dificultades a resolver en lugar de una  falla moral.



Profundizaremos en este tema más adelante.