lunes, septiembre 22, 2025

TDH: El motor de interés y la flexibilidad del circo de tres pistas

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDH) es, en esencia, un sistema nervioso basado en el interés. No se trata de una falta de atención, sino de una atención que se dirige hacia aquello que resulta fascinante, dejando de lado lo que no lo es. El Dr. Hallowell, experto en TDH, ha explorado esta idea a profundidad, reconociendo que el hiperfoco es una de las caras de esta condición. Cuando algo capta el interés, la persona con TDH puede sumergirse por completo en ello, logrando una productividad y un aprendizaje extraordinarios. El reto es cuando ese interés no se alinea con las responsabilidades o tareas cotidianas.

Navegando el circo: Estrategias para armonizar tu vida

La metáfora del circo de tres pistas es una herramienta poderosa para armonizar los roles personales, laborales y sociales que conviven en la vida de una persona con TDH. En lugar de ver las distracciones como fracasos, se pueden considerar como actos en otra pista del circo. El desafío no es eliminar las otras pistas, sino aprender a dirigir el foco a la que necesita atención en un momento dado, reconociendo la necesidad de pasar de una a otra.

Para lograr esta armonía, la flexibilidad es crucial. La rigidez en la planificación choca de frente con la naturaleza del TDH, que se nutre de la novedad y el interés. Es por eso que estrategias como las que se mencionan a continuación son tan efectivas:

  1. "Donde tus ojos te vean": La idea de tener tus objetivos y planes a la vista es fundamental. Una planificación visual en una pizarra o un lugar de fácil acceso actúa como un ancla, recordando al cerebro lo que es importante y ayudando a redirigir la atención cuando se desvía.

  2. Empezar y terminar, sin buscar la perfección: El miedo a que las cosas no salgan perfectas a menudo paraliza la acción. Para una persona con TDH, el consejo es simple y liberador: comienza y termina la tarea. No tiene que ser perfecta. El simple acto de completar algo, por pequeño que sea, construye la confianza y combate la parálisis.

  3. Apoyarse en recursos: En lugar de luchar contra la corriente, es sabio aprender a apoyarse en recursos que facilitan la vida. Esto puede ser desde usar aplicaciones para la gestión del tiempo, delegar tareas, o simplemente pedir ayuda cuando es necesario.

El TDH no es una maldición, sino una forma diferente de estar en el mundo. Al reconocer el sistema nervioso basado en el interés como una fortaleza y aplicar la flexibilidad del circo de tres pistas, se pueden canalizar estas energías de manera productiva. Aceptar que la perfección no es la meta y tener los objetivos a la vista son estrategias prácticas que, unidas a la flexibilidad, permiten a la persona con TDH no solo sobrevivir, sino prosperar en un mundo diseñado para cerebros neurotípicos. Es un camino de autoconocimiento y aceptación, donde la clave es aprender a dirigir ese motor de curiosidad en lugar de dejar que nos arrastre.


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