Neurodiversidad: del déficit al estilo humano
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No es un error, es un estilo: lo que antes se llamaba “trastorno” puede entenderse como una forma distinta de procesar el mundo. No es patología en sí misma, sino variación natural de la mente humana.
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El contexto importa: un perfil que en un entorno rígido se considera problema puede convertirse en talento en otro más flexible. La neurodiversidad no existe aislada: se manifiesta en interacción con la cultura, la escuela, el trabajo y la comunidad.
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Diversidad cognitiva como riqueza: hiperfocalización, sensibilidad, creatividad divergente o necesidad de estímulo son expresiones de la mente que amplían las posibilidades colectivas.
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Más allá de la biología: genética, mestizaje y cultura interactúan para dar lugar a estilos cognitivos únicos. No hay “cerebros puros”: todos somos mezcla.
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Cambio de paradigma: dejar de ver la neurodiversidad como un déficit que corregir y empezar a verla como una fuente de innovación, expresión artística y nuevas formas de convivencia.