jueves, septiembre 11, 2025

Del gen al estilo: el nuevo mapa de la psicología y la psiquiatría desde la neurodiversidad

Durante décadas, hablar de genética en psicología y psiquiatría equivalía a hablar de riesgo. Cada vez que un estudio identificaba una variante asociada a la esquizofrenia, la depresión o el TDAH, la conclusión parecía obvia: existía una predisposición al trastorno. Así, los genes quedaban atrapados en un marco biomédico que los presentaba como semillas de enfermedad, como si la biología fuera destino.

Sin embargo, la investigación contemporánea está desmontando esa visión simplista. Los grandes estudios genómicos muestran que no existen genes únicos de la enfermedad, sino miles de variantes que modulan probabilidades y que solo se expresan en interacción con el ambiente. La epigenética ha confirmado que factores como el estrés, el trauma, el afecto o el entorno educativo pueden activar o silenciar esa expresión.

En este marco, lo que heredamos no son diagnósticos inscritos en piedra, sino patrones de sensibilidad, atención y regulación emocional que interactúan con el mundo. La consecuencia puede ser sufrimiento o creatividad, fragmentación o integración, según cómo el contexto reciba esas disposiciones.

Aquí la perspectiva de la neurodiversidad propone un giro decisivo: pasar de entender la genética como predisposición a trastornos a comprenderla como predisposición a estilos cognitivos, afectivos y conductuales. No hablamos de errores, sino de variaciones naturales de la condición humana, cuya armonía depende del entorno y del reconocimiento social.

1. De predisposición a trastorno → a predisposición a estilo

  • Tradicionalmente, cuando un estudio encontraba un “riesgo genético” para depresión, esquizofrenia o TDAH, se asumía que lo relevante era el déficit.

  • La mirada de la neurodiversidad cambia la pregunta: lo que heredas no es un “error”, sino un perfil de procesamiento —una forma distinta de percibir, sentir, atender y vincularte.

  • Así, lo que antes era un riesgo de desajuste se entiende como una variación natural, cuya armonía depende del contexto social y cultural.

2. Genética + Neurodiversidad como estilos cognitivo-afectivos

  • En vez de hablar de genes del autismo o genes del TDAH, podemos pensar en genes asociados a hiperfocalización, sensibilidad social, creatividad divergente o necesidad de estimulación.

  • No hay “fallo”: hay un patrón de funcionamiento que puede dar frutos distintos según el ecosistema en que se desarrolle la persona.

  • Un niño con alta impulsividad en un aula rígida será “trastorno”.

  • El mismo niño en un entorno flexible y estimulante será “energía creativa”.

3. El entorno como modulador del reconocimiento relacional

  • Lo decisivo no es solo la predisposición, sino cómo el entorno reconoce ese estilo.

  • El reconocimiento relacional es clave: si lo que soy es visto, validado y encajado en roles sociales, florezco; si es negado o estigmatizado, me fragmento.

  • La psicología clínica actual ya empieza a hablar de “mismatch” entre estilos cognitivos y entorno más que de defectos internos.

4. Un marco integrador

Podría formularse como un modelo bio-neurodiverso-relacional:

  • Genética → da predisposiciones a estilos cognitivo-afectivos.

  • Entorno → reconoce o deslegitima esos estilos.

  • Subjetividad → integra la experiencia, creando identidad, agencia y sentido.

5. Ventaja conceptual

  • Esto evita el reduccionismo biomédico y el romanticismo ingenuo: no niega la biología, pero la reinterpreta en clave de diversidad y potencial.

  • También abre la puerta a la psicoeducación, la adaptación de entornos (educativos, laborales, familiares) y la intervención social, no solo al tratamiento individual.


En otras palabras: la genética no predice patologías, sino posibles formas de habitar el mundo. El trastorno aparece solo cuando el mundo no sabe reconocer esas formas.

El auge de la genética, lejos de encadenarnos a un determinismo, puede convertirse en la gran oportunidad para un paradigma integrador: de la patología al estilo, de la deficiencia a la diferencia, de la predisposición al trastorno a la predisposición a la diversidad.



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