viernes, febrero 22, 2019

¿Cómo se relacionan el Budismo, el Mindfulness y la Proactividad?

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Sabían que el concepto oriental de Budeidad está íntimamente relacionado con el concepto occidental de Proactividad?, al menos a si me lo parece.



Hoy me gustaría hablar de la idea  de responsabilidad e interioridad en el Budismo,  cómo se emparenta Budeidad con el concepto occidental de proactividad,  y finalmente aclarar qué entiende el budismo por Interioridad.; El que en el budismo no exista  un concepto de Dios,  no significa por el contrario que nuestro pequeño yo individual,  sea el centro del universo.


El budismo Nichiren comienza con la convicción que en cada uno de nosotros anida el potencial de la Budeidad o estado de vida del Buda. Las oraciones en el budismo no se dirigen a un ser superior y externo,  si no a la fe en nuestro propio potencial,  a activar en  nosotros mismos el estado más elevado de felicidad y  vida humana, El mismo estado que logró Buda y Nichiren.

Buscar afuera las causas de nuestra felicidad e infelicidad,  eso es  lo que pone en duda el Budismo. El budismo cuestiona responsabilizar a otros o a las circunstancias de nuestro estado vital. El budismo nos invita a no lamentarnos ni culpar, ni compadecernos pensando que no somos dignos de lo bueno, de lo bello, y de lo verdadero. En última instancia somos responsables de lo que nos pasa.

El Budismo nos invita a superar la ignorancia fundamental de vernos por debajo de lo que verdaderamente somos: Budas.

La práctica del daimoku nos ayuda a limpiar el espejo,  para disfrutar de nuestro verdadero rostro, y nos ayuda a superar nuestras dudas,  activar nuestra energía vital  y claridad mental,  para encontrar los recursos y soluciones a nuestros desafíos cotidianos.

Proactividad

El concepto de Budeidad está muy relacionado con el concepto de proactividad. Solemos entender proactividad cómo tener iniciativa, pero es mucho más que eso. La proactividad es también la capacidad de elegir nuestras respuestas. Podemos ampliar el espacio que hay entre los estímulos y nuestras reacciones.

La proactividad es un potencial intangible que todos tenemos y se compone de la autoconciencia,  es decir la capacidad de ponernos a nosotros mismos como objeto, poder   mirarnos desde fuera y  analizar nuestras conductas, sentimientos, y pensamientos; mirarlos como si fueran una película. .Ser consientes que somos consientes nos permite el desapego.

Otro elemento de la proactividad es nuestra brújula interior, nuestra voz interior, una brújula que nos dice sobre lo correcto y lo incorrecto,  que nos avisa y si estoy  siendo congruente entre lo que hago  y mis valores más profundos.  A veces escucho esa voz más despacio,  a veces la escuchamos más fuerte.

Un tercer elemento de la proactividad es la imaginación es decir un laboratorio en el que podemos representarnos mentalmente a nosotros mismos, imaginar caminos y cursos de acción, reordenar y reeditar en la sala de edición de nuestra mente nuestro pasado,  crear alternativas de futuro. La imaginación crea objetos en una realidad intermedia que le es propia,  por eso podemos motivarnos por cosas que aún no pasan,  o podemos sufrir por cosas que pasaron hace mucho tiempo.

El último elemento de la proactividad que voy a mencionar es nuestra voluntad independiente;  en última instancia somos libres de decidir y elegir lo que queremos en nuestra vida.  Esa capacidad de elección la vamos ampliando o la vamos achicando según nuestras decisiones. Pero la libertad no desaparece siempre está ahí.  Si has decidido ser un corcho en el mar arrastrado por las aguas así lo has decidido y así será.  Para la proactividad no elegir también es elegir.

La práctica del daimoku, un mantra budista,  es una manera de activar nuestra budeidad, de activar nuestra proactividad, Es una manera de descondicionar prejuicios y limitaciones individualista y creencias limitantes.

El concepto de interioridad

Con frecuencia se escucha decir “todo está dentro de mí”,  o “mi destino depende de mí”,  o “comprendí que yo puedo todo”,  o “el budismo me enseña a no poner fuera de mí la fuente del poder y dirección de mi vida”.

Ahora bien el budismo ha sostenido históricamente que el yo es una entidad ilusoria,  fuente de ilusiones y sufrimientos.  No hay que confundir la idea de interioridad del budismo con la afirmación de la subjetividad y de la propia individualidad. En el budismo se recalca la apertura del individuo a la trascendencia.

El budismo no habla de un Dios exterior, pero no pone en su lugar a un yo individual.  El budismo es interior,  pero interior no quiere decir subjetivo. Lo que el budismo encuentra en la interioridad del hombre no es su pequeño yo, no es su ser psicológico y sus pretensiones, es aquello que lo trasciende Myoho,  la gran ley del universo.

El budismo no habla de Dios pero remite a la gran ley del universo y nos invita a descubrirla, en el contexto de nuestra propia vida.  

El efecto de ese descubrimiento consiste en reconducir a nuestro yo a su fuente de realidad y verdad, y en este proceso de reintegración en el reino de la gran ley,  nos transformamos.

Se trata de reconocer en nuestra interioridad un principio una ley, un sí mismo que nos trasciende. El hombre está más allá de sí mismo.

En primera instancia yo llegue al budismo buscando formas que me acomodaran de meditación más ¿Qué parecidos y qué diferencias hay entre la meditación y el daimoku?

El daimoku es un mantra budista creado por el  monje japonés Nichiren y que a diferencia de la meditación sentada centrada en la respiración se basa en cantar un mantra centrando la atención en una pared en blanco, o en un objeto de adoración llamado Gohonzon.

Aunque en el  Budismo de Nichiren no le llama meditación,  comparte mucho de sus elementos,  y al hacer rítmica y dinámica la “meditación” es más fácil adherirse y practicarla en un comienzo, sobre todo si tienes problemas de concentración.

En el budismo clásico el cultivo mental es lo que podría traducirse como “meditación”. El cultivo mental en el budismo tiene dos enfoques (y el primero facilita el segundo esencial): shamatha o calmante, y vipassana o perspicacia.

La parte calmante te permite enfocarte en algo como un canto, una visualización, un sentimiento positivo como amabilidad o compasión, o la respiración para que puedas superar las distracciones y la negatividad del deseo, la mala voluntad, la somnolencia, la inquietud y dudas contraproducentes.

En su lugar, experimentaré relajación mental y corporal (tal vez incluso estados de felicidad), y cuando esos se retiren y el esfuerzo autoconsciente de mantener la concentración retroceda, lograré un punto de concentración de mente y ecuanimidad. Hay prueba neurocientífica: experimentos de neuroimagen que muestran que ocho semanas de práctica diaria de atención plena incrementan la espesura cerebral que multiplica la densidad de conexiones neuronales en varias áreas del cerebro: en la corteza prefrontal, por ejemplo. La corteza prefrontal te habilita para planificar, tomar decisiones, memorizar, concentrarte, tener conciencia corporal.

¿Puede esto suceder a través del canto del daimoku? Yo diría que sí.

Una vez que uno ha superado la distracción y la negatividad y ha logrado una mente enfocada y tranquila, entonces realmente puedo obtener una visión de los problemas en mi vida. Es por eso que yo he tenido tales experiencias cuando canto daimoku. Me dí cuenta cómo estaban haciendo causas malas que estaban saboteando mi propia vida o me dí cuenta de cómo podía lograr objetivos mundanos haciendo algo más positivo o proactivo.

Pero en un nivel más profundo, el verdadero entendimiento que la práctica budista logra es ver la naturaleza fluida, desinteresada e interconectada de la realidad para que podamos vivir con sabiduría y amor desapegado.

¿Puede el canto daimoku facilitar ese tipo de visión? Yo diría que sí, pero depende de sí mis  objetivos y aspiraciones, están de acuerdo con el verdadero espíritu de Nam Myoho Renge Kyo, o son aspiraciones egoicas, limitadas, mezquinas.

¿Están en congruencia lo que sale por mi boca y mi corazón profundo?

Si así no fuera , el daimoku quizás todavía me ayude con el enfoque calmante hasta que haya un avance en la comprensión.

La meditación es análoga al entrenamiento, y daimoku es análogo a la oración.

El daimoku no te hace más fuerte, 'mejor', más hábil, excepto en el sentido de ponerte en contacto más cercano con lo que ya tienes y siempre has tenido. Nam-Myoho-Renge-Kyo no me ha liberado del sufrimiento, pero sí de la infelicidad causada por la desidia o la falta de coraje,  el miedo de Hamlet a hacer lo que se supone que debes hacer, el daimoku me ha dado más valor para enfrentarme  a lo que he  elegido hacer, eso que los atisbos de budeidad me ha mostrado, lo que después de pulir mi espejo,  mi autoconciencia, mi brújula interior, mi imaginación creativa y mi  voluntad, ha nacido como mandato. 

Esa misión profundamente meditada y que he logrado sintonizar con la Ley, es lo que en el Budismo otorga significado y dignifica a cada ser humano.

 El presente se ilumina cuando tenemos clara nuestra misión en la vida y nos comprometemos con ello,  en mi se encuentra mi mejor versión dispuesta ha ser esculpida.

Nam Myoho Renge Kyo,



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