Sabían que el concepto
oriental de Budeidad está íntimamente relacionado con el concepto occidental de
Proactividad?, al menos a si me lo parece.
Hoy me gustaría hablar
de la idea de responsabilidad e interioridad en el Budismo, cómo se
emparenta Budeidad con el concepto occidental de proactividad, y
finalmente aclarar qué entiende el budismo por Interioridad.; El que en el
budismo no exista un concepto de Dios,
no significa por el contrario que nuestro pequeño yo individual, sea el centro del universo.
El budismo Nichiren
comienza con la convicción que en cada uno de nosotros anida el potencial de la
Budeidad o estado de vida del Buda. Las oraciones en el budismo no se dirigen a
un ser superior y externo, si no a la fe en nuestro propio
potencial, a activar en nosotros mismos el estado más elevado de
felicidad y vida humana, El mismo estado
que logró Buda y Nichiren.
Buscar afuera las causas
de nuestra felicidad e infelicidad, eso es lo que pone en duda el Budismo. El budismo
cuestiona responsabilizar a otros o a las circunstancias de nuestro estado
vital. El budismo nos invita a no lamentarnos ni culpar, ni compadecernos
pensando que no somos dignos de lo bueno, de lo bello, y de lo verdadero. En
última instancia somos responsables de lo que nos pasa.
El Budismo nos invita a
superar la ignorancia fundamental de vernos por debajo de lo que verdaderamente
somos: Budas.
La práctica del daimoku
nos ayuda a limpiar el espejo, para disfrutar de nuestro verdadero rostro,
y nos ayuda a superar nuestras dudas, activar nuestra energía vital y claridad mental, para encontrar los recursos y soluciones a
nuestros desafíos cotidianos.
Proactividad
El concepto de Budeidad
está muy relacionado con el concepto de proactividad. Solemos entender
proactividad cómo tener iniciativa, pero es mucho más que eso. La proactividad
es también la capacidad de elegir nuestras respuestas. Podemos ampliar el
espacio que hay entre los estímulos y nuestras reacciones.
La proactividad es un
potencial intangible que todos tenemos y se compone de la autoconciencia,
es decir la capacidad de ponernos a nosotros mismos como objeto,
poder mirarnos desde fuera y analizar nuestras conductas, sentimientos, y
pensamientos; mirarlos como si fueran una película. .Ser consientes que somos consientes
nos permite el desapego.
Otro elemento de la
proactividad es nuestra brújula interior, nuestra voz interior, una brújula que
nos dice sobre lo correcto y lo incorrecto, que nos avisa y si estoy siendo congruente entre lo que hago y mis valores más profundos. A veces escucho esa voz más despacio, a veces la escuchamos más fuerte.
Un tercer elemento de la
proactividad es la imaginación es decir un laboratorio en el que podemos
representarnos mentalmente a nosotros mismos, imaginar caminos y cursos de
acción, reordenar y reeditar en la sala de edición de nuestra mente nuestro
pasado, crear alternativas de futuro. La imaginación crea objetos en una
realidad intermedia que le es propia,
por eso podemos motivarnos por cosas que aún no pasan, o podemos sufrir por cosas que pasaron hace
mucho tiempo.
El último elemento de la
proactividad que voy a mencionar es nuestra voluntad independiente; en última
instancia somos libres de decidir y elegir lo que queremos en nuestra vida.
Esa capacidad de elección la vamos ampliando o la vamos achicando según
nuestras decisiones. Pero la libertad no desaparece siempre está ahí. Si has decidido ser un corcho en el mar arrastrado
por las aguas así lo has decidido y así será. Para la proactividad no
elegir también es elegir.
La práctica del daimoku, un mantra budista, es una manera de activar nuestra budeidad, de activar nuestra proactividad, Es
una manera de descondicionar prejuicios y limitaciones individualista y
creencias limitantes.
El concepto de
interioridad
Con frecuencia se
escucha decir “todo está dentro de mí”, o “mi destino depende de
mí”, o “comprendí que yo puedo todo”,
o “el budismo me enseña a no poner fuera de mí la fuente del poder y
dirección de mi vida”.
Ahora bien el budismo ha
sostenido históricamente que el yo es una entidad ilusoria, fuente de
ilusiones y sufrimientos. No hay que
confundir la idea de interioridad del budismo con la afirmación de la
subjetividad y de la propia individualidad. En el budismo se recalca la
apertura del individuo a la trascendencia.
El budismo no habla de
un Dios exterior, pero no pone en su lugar a un yo individual. El budismo
es interior, pero interior no quiere
decir subjetivo. Lo que el budismo encuentra en la interioridad del hombre no
es su pequeño yo, no es su ser psicológico y sus pretensiones, es aquello que
lo trasciende Myoho, la gran ley del universo.
El budismo no habla de
Dios pero remite a la gran ley del universo y nos invita a descubrirla, en el
contexto de nuestra propia vida.
El efecto de ese
descubrimiento consiste en reconducir a nuestro yo a su fuente de realidad y
verdad, y en este proceso de reintegración en el reino de la gran ley,
nos transformamos.
Se trata de reconocer en
nuestra interioridad un principio una ley, un sí mismo que nos trasciende. El
hombre está más allá de sí mismo.
En primera instancia yo
llegue al budismo buscando formas que me acomodaran de meditación más ¿Qué
parecidos y qué diferencias hay entre la meditación y el daimoku?
El daimoku es un mantra
budista creado por el monje japonés Nichiren y que a diferencia de la
meditación sentada centrada en la respiración se basa en cantar un mantra
centrando la atención en una pared en blanco, o en un objeto de adoración
llamado Gohonzon.
Aunque en el
Budismo de Nichiren no le llama meditación, comparte mucho de sus
elementos, y al hacer rítmica y dinámica
la “meditación” es más fácil adherirse y practicarla en un comienzo, sobre todo
si tienes problemas de concentración.
En el budismo clásico el
cultivo mental es lo que podría traducirse como “meditación”. El cultivo mental
en el budismo tiene dos enfoques (y el primero facilita el segundo esencial):
shamatha o calmante, y vipassana o perspicacia.
La parte calmante te permite enfocarte en algo como un canto, una visualización, un sentimiento positivo como amabilidad o compasión, o la respiración para que puedas superar las distracciones y la negatividad del deseo, la mala voluntad, la somnolencia, la inquietud y dudas contraproducentes.
La parte calmante te permite enfocarte en algo como un canto, una visualización, un sentimiento positivo como amabilidad o compasión, o la respiración para que puedas superar las distracciones y la negatividad del deseo, la mala voluntad, la somnolencia, la inquietud y dudas contraproducentes.
En su lugar,
experimentaré relajación mental y corporal (tal vez incluso estados de felicidad),
y cuando esos se retiren y el esfuerzo autoconsciente de mantener la
concentración retroceda, lograré un punto de concentración de mente y
ecuanimidad. Hay prueba neurocientífica: experimentos de neuroimagen que
muestran que ocho semanas de práctica diaria de atención plena incrementan la
espesura cerebral que multiplica la densidad de conexiones neuronales en varias
áreas del cerebro: en la corteza prefrontal, por ejemplo. La corteza prefrontal
te habilita para planificar, tomar decisiones, memorizar, concentrarte, tener
conciencia corporal.
¿Puede esto suceder a
través del canto del daimoku? Yo diría que sí.
Una vez que uno ha superado la distracción y la negatividad y ha logrado una mente enfocada y tranquila, entonces realmente puedo obtener una visión de los problemas en mi vida. Es por eso que yo he tenido tales experiencias cuando canto daimoku. Me dí cuenta cómo estaban haciendo causas malas que estaban saboteando mi propia vida o me dí cuenta de cómo podía lograr objetivos mundanos haciendo algo más positivo o proactivo.
Una vez que uno ha superado la distracción y la negatividad y ha logrado una mente enfocada y tranquila, entonces realmente puedo obtener una visión de los problemas en mi vida. Es por eso que yo he tenido tales experiencias cuando canto daimoku. Me dí cuenta cómo estaban haciendo causas malas que estaban saboteando mi propia vida o me dí cuenta de cómo podía lograr objetivos mundanos haciendo algo más positivo o proactivo.
Pero en un nivel más
profundo, el verdadero entendimiento que la práctica budista logra es ver la
naturaleza fluida, desinteresada e interconectada de la realidad para que
podamos vivir con sabiduría y amor desapegado.
¿Puede el canto daimoku
facilitar ese tipo de visión? Yo diría que sí, pero depende de sí mis
objetivos y aspiraciones, están de acuerdo con el verdadero espíritu de
Nam Myoho Renge Kyo, o son aspiraciones egoicas, limitadas, mezquinas.
¿Están en congruencia lo
que sale por mi boca y mi corazón profundo?
Si así no fuera , el
daimoku quizás todavía me ayude con el enfoque calmante hasta que haya un
avance en la comprensión.
La meditación es análoga
al entrenamiento, y daimoku es análogo a la oración.
El daimoku no te hace
más fuerte, 'mejor', más hábil, excepto en el sentido de ponerte en contacto
más cercano con lo que ya tienes y siempre has tenido. Nam-Myoho-Renge-Kyo no
me ha liberado del sufrimiento, pero sí de la infelicidad causada por la
desidia o la falta de coraje, el miedo de Hamlet a hacer lo que se supone
que debes hacer, el daimoku me ha dado más valor para enfrentarme a lo que he
elegido hacer, eso que los atisbos de budeidad me ha mostrado, lo que
después de pulir mi espejo, mi
autoconciencia, mi brújula interior, mi imaginación creativa y mi
voluntad, ha nacido como mandato.
Esa misión profundamente
meditada y que he logrado sintonizar con la Ley, es lo que en el Budismo otorga
significado y dignifica a cada ser humano.
El presente se ilumina
cuando tenemos clara nuestra misión en la vida y nos comprometemos con ello, en
mi se encuentra mi mejor versión dispuesta ha ser esculpida.
Nam Myoho Renge Kyo,
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