Hasta el 97% de los adultos que tienen TDAH no lo saben
Luz Sela
Un 4% de españoles padecen trastorno por déficit de atención
e hiperactividad. Muchos se enteran en la consulta a la que acuden para tratar
a sus hijos.
"El TDAH estalla al llegar a la edad adulta porque
desaparecen muros de contención como la escuela o la familia", dice el
doctor José Antonio Ramos, psiquiatra del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona.
La falta de diagnóstico en la infancia empeora el trastorno
en la edad adulta.
Según un estudio que hoy publica el New York Times, basado
en los datos de Express Scripts, uno de los principales prescriptores de receta
del país, el número de adultos que toma medicación para tratar el déficit de
atención e hiperactividad se ha duplicado desde 2008 a 2012
Los expertos piden más comprensión hacia este trastorno y
advierten de que no es sólo cosa de niños. Según el estudio, aproximadamente 10
millones de adultos americanos podrían padecerlo, frente a los apenas 2'6 que
han sido diagnosticados.
“ La primera definición del TDAH la tenemos ya en 1775 y que
es un trastorno crónico lo sabemos desde 1902”. El doctor José Antonio Ramos
desbarata, de entrada, a cualquiera que se dirija al TDAH como el “trastorno
del siglo XXI”. Desde hace 400 años se conoce, pero a día de hoy el 97 por
ciento de los adultos que lo padecen, no están diagnosticados. La paradoja
alerta a los propios científicos que advierten de la necesidad de tomar
conciencia de un trastorno que ha condicionado, sin saberlo, la vida de muchas
personas. Entre el 3 y el 4 por ciento de los españoles, según algunos
estudios.
Son un auténtico desafío para los especialistas, que en
consulta han identificado hasta tres tipos de pacientes: el que ha seguido un
tratamiento desde la infancia, pero cuyo trastorno se mantiene en la edad
adulta. El del adulto joven que no ha sido diagnosticado y llega a consulta
debido a un comportamiento problemático. Y aquellos otros pacientes que derivan
desde centros de drogodependencias. En el 89 por ciento de los casos, el TDAH lleva asociados otros trastornos,
como ansiedad, bulimia, ludopatías o adicciones.
Aunque con enorme retraso, que se hable de nuevos casos
significa también un éxito “Está empezando a diagnosticarse mejor, y nos
tendríamos que felicitar por ello”, dice Ramos, que en 2002 abrió el primer
centro de nuestro país para identificar y tratar el TDAH en adultos. Desde el
Hospital Vall d'Hebron de Barcelona su equipo de investigación ha publicado ya
casi un centenar de artículos internacionales sobre la prevalencia del
trastorno pasada la infancia y la adolescencia.
Por fin, empieza a desterrarse la idea de que va únicamente
asociado a los más pequeños y comienza a ser diagnosticado. “La clasificación
de trastornos mentales americanos se ha abierto más a la sintomatología del
adulto”, dice Isabel Rubió, de la Fundación ADANA, en la que atienden a
personas con el trastorno. “Hasta hace muy poco se creía que solo pasaba en
niños y adolescentes. Pasaba más desapercibido porque no había unos síntomas de
identificación”.
Ana Miranda, catedrática de Psicología Evolutiva de la
Universidad de Valencia, y directora de una investigación para el seguimiento
en la edad adulta de niños diagnosticados con TDAH comparte el diagnóstico.
“Hasta ahora se consideraba que desaparecía en la adolescencia. Ahora se
constata que es un trastorno crónico que pude durar a lo largo de todo el ciclo
vital”.
Se sabe que el 70 por ciento de los niños que nunca fueron
tratados de su trastorno, acabarán padeciéndolo también al llegar a la edad
adulta: “es un trastorno del neurodesarrollo, por tanto algunos de los síntomas
tienen que haberse manifestado en la infancia. Otra cosa es que hayan pasado
desapercibidos”, dice Rubió.
En ocasiones, esos síntomas, en la infancia leves, estallan
al llegar a la edad adulta. “Puede que haya sido un niño con TDAH con poca
problemática, pero que al llegar a adulto se incrementa mucho, porque
desaparecen los muros de contención”, apunta el doctor Ramos. Se caen los
patrones de la escuela, de la familia, del núcleo materno... Ese niño ya adulto
tiene que organizarse por sí mismo y lidiar con más variables en una vida
complicada y eso sobrepasa a estos pacientes.
Un dato revelador lo dan las estadísticas de prevalencia por
géneros. En los más pequeños, la brecha se abre del dos por ciento de las niñas
al ocho en los niños, pero en adultos la proporción es del uno a dos. La
explicación se encuentra en los propios parámetros naturales de comportamiento
entre unos y otros, de forma que los niños tienden también a manifestar más
síntomas, mientras que las niñas los “silencian”. “Hasta ahora habían sido
identificadas como chicas con bajo desarrollo intelectual”, dice Rubió, cuando
en realidad padecían un trastorno no diagnosticado.
Precisamente, muchas madres con TDAH se enteran de que lo
padecen cuando acuden a consulta por el problema de su hijo y se ven reflejadas
en su sintomatología. El trastorno tiene un fuerte componente genético. Tanto,
que hasta en el 70 por ciento de los casos, un niño con déficit de atención o
hiperactividad tiene unos padres que también lo padecen, en la mayoría de los
casos sin saberlo.
Las ahora madres “son niñas que no han sido diagnosticadas
porque no han molestado, no han generado una atención por parte de nadie” pero
que ahora se ven desbordadas con los síntomas de su hijo, precisamente porque
su propio trastorno les impide gestionarlos y responder a ello con eficacia. La
situación acaba sobrepasándolas y en algunos casos pueden acabar padeciendo una
depresión.
“En los años 40 o 50 la realidad española era muy
diferente”, dice Ramos, “las posibilidades de tener un acceso correcto a la
salud mental infanto juvenil eran mínimas. Han creido con esa sensación de que
no tenían capacidades, cuando en el fondo hay un problema que es reversible”.
Cogerlo a tiempo es fundamental.
"TDAH sin metástasis"
“Un oncólogo quiere un cáncer delimitado y sin metástasis.
Nosotros nos encontramos casi siempre TDAH con metástasis”, dice este especialista.
Buena prueba de la importancia de un diagnóstico temprano.
Los expertos recuerdan que el trastorno debe abordarse desde
una perspectiva multidisciplinar y afirman que el paciente reaccionan ya de
forma muy positiva cuando se identifican sus síntomas y se les pone una
etiqueta. Eso le alivia, porque pone orden a una situación que creía desbordada
por su propia incapacidad. A partir de ahí se aplica toda una terapia
psicológica y conductual, que, siempre dependiente del grado, suele dar buenos
resultados. También la medicación.
“La gente que banaliza el TDAH y lo interpreta sólo como un
problema relacionado con las malas notas es porque no ha visto a pacientes. La
gran apuesta que tenemos que hacer es predecirlo a tiempo, porque estas
personas tienen más riesgo de consumo de sustancias o fracaso escolar. Así
podremos hacer tratamientos preventivos”, dice el doctor José Antonio Ramos.
Cerca del 50 por ciento de los adultos con el trastorno
desarrollan una adicción a la droga. Unas cifras que destapan un auténtico
problema de salud pública y ante el que las autoridades sanitarias aún no han
reaccionado. “Sabemos que la obesidad afecta a un porcentaje muy amplio de
niños, y hacemos prevención. Pero aquí no. Mejoremos las pautas educativas”,
aconseja.
Todos coinciden en que hace falta más especialización.
Universitaria y profesional. “Muchas personas no son diagnosticadas, porque en
sus comunidades autónomas no hay especialistas”, afirma la doctora Miranda.
Falta formación en las universidades, y los médicos, psicólogos y psiquiatras,
deben asumirla por su cuenta. Y también se echa en falta más concienciación
social y más sensibilidad hacia este problema. “Es verdad que todavía hay
muchas personas que creen que el trastorno no existe, que es un problema de
falta de educación de los padres. Es un trastorno reconocido”, recuerda Rubió.
¿Excesivamente medicamentados?
Las autoridades sanitarias de EEUU alertaban en un informe
publicado el año pasado del incremento de los diagnósticos de TDAH en niños y
también del exceso de fármacos utilizados en su tratamiento. Según el estudio,
uno de cada diez adolescentes de secundaria estaría recibiendo medicación en
este momento. Algunos expertos veían en estas cifras el intento de mejorar por
la vía rápida las calificaciones de los estudiantes y la presión de los padres
para variar el comportamiento de su hijo, sin tener en cuenta las
consecuencias: insomnio, problemas nerviosos, etc.
El doctor José Antonio Ramos niega tajante que exista una
sobremedicación: “Sabemos que el trastorno afecta al 6 por ciento de los niños
y ni de largo está medicado el 2 por ciento. Y en adultos es todavía mucho más
bajo, sólo el 0'007 por ciento de los adultos reciben medicación, muy por deajo
del 3 o el 4 que lo padece”.
Afirma que el debate es un ámbito del desconocimiento,
porque las terapias inciden siempre en una dimensión multidisciplinar. “Es como
si el niño tiene cuarenta de fiebre. Hay que dar medicación”, dice la doctora
Isabel Rubió.
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