La
creatividad es el tesoro que esconden muchos adultos con déficit de atención, demasiadas veces escondida detrás de la desorganización crónica, el desorden, la baja autoestima, el consumo de
sustancias, la depresión y/o la ansiedad.
Pero,
¿Qué es la creatividad?
El
psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi, autor del best-seller Fluir ha dedicado
buena parte de su investigación a estudiar a las personas creativas. Según este
investigador, "Si hay una palabra que hace a las personas creativas
diferentes a las demás es la palabra complejidad. En vez de ser un individuo, son multitud."
Esta
complejidad significa que son capaces de expresar todos los rasgos que están
potencialmente presentes en el repertorio humano. La mayoría de las personas
expresan un solo extremo, pero las personas creativas se mueven de un extremo a
otro, según lo requiera la situación. Así, pues se trata de personas con gran
capacidad de adaptarse a diferentes situaciones y manejarlas con lo que sea
necesario para alcanzar sus metas.
La paradoja
de la personalidad creativa
Las personas creativas resultan paradójicas, en el sentido de
que en ellas existen simultáneamente características que pueden ser opuestas.
"La creatividad permite la paradoja, la luz, la sombra, la inconsistencia,
incluso el caos; y las personas creativas experimentan ambos extremos con la
misma intensidad".
Por
tanto, se trata de personas que pueden
tener un nivel muy alto de energía, alternando con periodos de gran calma y
quietud. Tienen gran capacidad de concentración y pueden trabajar muchas
horas. Pero los periodos de actividad van seguidos de periodos de inactividad o
tranquila reflexión que resultan muy importantes, porque de ellos nace el
siguiente proyecto.
Son
introvertidos y extrovertidos a la vez, puesto que necesitan soledad pero
también necesitan estar con gente.
Son
capaces de utilizar tanto un pensamiento divergente (es decir, el pensamiento
más intuitivo y visionario, capaz de generar muchas ideas, de cambiar de una
perspectiva a otra, de hacer asociaciones de ideas inusuales), como un
pensamiento convergente (el pensamiento más lógico y racional destinado a
solucionar problemas que tienen una solución concreta).
Pueden tener una autoestima
elevada o incluso resultar arrogantes en ocasiones, junto con dudas acerca de
sí mismos y baja autoestima.
Pueden
ser, por una parte, rebeldes e independientes y, por otra parte, tradicionales
y conservadores.
Tienden
a conservar la ingenuidad de la infancia, y cierto toque de inmadurez, junto
con una sabiduría especial, siendo capaces de sorprender con ideas profundas y
originales.
Alternan
entre imaginación y fantasía por un lado, y un gran sentido de la realidad, por
otro.
Aunque su naturaleza especialmente sensible los expone a sentir
un alto grado de sufrimiento, son capaces de sentirse también tremendamente
felices. La felicidad alterna en
ellos con la desesperación.
La
androginia en la persona creativa
Un
aspecto a destacar de las personas creativas es que están más allá de los
estereotipos de género, compartiendo características de ambos sexos. Es decir,
suele tratarse de personas bastante andróginas, de manera que además de tener
las cualidades que se consideran típicamente femeninas en un alto grado
(sensibilidad, empatía, compasión), también presentan en gran medida
características que se consideran típicamente masculinas, como una buena dosis
de energía, independencia y autonomía.
Por
ejemplo, en los estudios realizados por Csikszentmihalyi, las mujeres creativas
puntuaban alto en las escalas que medían dominancia y motivación y rechazaban
valores tradicionalmente femeninos como la pulcritud. Al mismo tiempo, los
hombres creativos puntuaban alto en las escalas de sensibilidad y valores
estéticos y tendían a rechazar rasgos típicos masculinos como la bravuconería.
Es
decir, se trata de personas que no se dejan llevar por los estereotipos
sociales o por lo que la sociedad espera que sea y haga en función de su
género, sino que exploran cualquier posibilidad, ya sea considerada masculina o
femenina por la sociedad, sin tener muy en cuenta las imposiciones sociales.
Esto los hace más capaces de quedarse con lo mejor de ambos sexos y les da una
mayor libertad para ser ellos mismos y expresar su creatividad.
Es
realmente difícil que alguien llegue a ser una persona creativa si está
demasiado preocupada por ser como los demás esperan que sea, por comportarse
como lo hace todo el mundo y por ser uno más, sin ser diferente en nada. Las
personas creativas no tienen miedo de ser diferentes.
Pero
quizás, el rasgo más destacado, según Csikszentmihalyi es su capacidad para
disfrutar del proceso de creación por sí mismo, no para alcanzar un objetivo,
sino porque les importa más el proceso que el hecho de terminar lo que están
haciendo.
¿Tendrá como ventaja el TDAH
más creatividad?
Según algunos investigadores, los problemas de concentración en realidad podrían ayudar a los que tienen el trastorno a pensar de manera alternativa. El camino sería una creatividad encausada.