“Si no lo haces, te echo del grupo”: cómo la claridad y los retos activan el potencial en adultos con TDAH
El TDAH en adultos no siempre se ve como un déficit; muchas veces se manifiesta como energía intensa, curiosidad rápida y capacidad de hiperfoco ante estímulos adecuados. El desafío consiste en canalizar esa energía hacia objetivos concretos y alcanzables, con estrategias que respeten la manera en que estas personas funcionan mejor.
Peleteiro compartió una experiencia reveladora sobre su preparación bajo un entrenador que no anduvo con rodeos. “Si de aquí a cinco meses no has hecho marca personal, te echo del grupo”, le dijo. Y él respondió: “Me encanta”. Lo que podría sonar intimidante, se convirtió en un estímulo: un objetivo claro, un plazo definido y una invitación a comprometerse plenamente.
“Me encanta que me pongan objetivos”, dice Peleteiro. “Me agarró de la mano y me dijo: ‘vamos a por todas’”. Bajo esa dirección, canalizó su energía, mantuvo la motivación y logró saltar 14,20 metros solo cinco meses después, mejorando su marca personal y clasificándose para la final del Euroindoor de Belgrado.
Aunque no sabemos si Peleteiro tiene TDAH, su historia ejemplifica estrategias que funcionan particularmente bien para adultos con este perfil:
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Objetivos claros y específicos: ayudan a enfocar la energía dispersa.
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Plazos concretos: crean un sentido de urgencia que activa la hiperconcentración.
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Acompañamiento cercano y exigente: un mentor que combina desafío con soporte transforma la motivación en acción efectiva.
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Refuerzo positivo inmediato: celebrar cada avance mantiene el impulso y evita la frustración que genera el TDAH en tareas largas o abstractas.
El TDAH no es un freno; es un estilo diferente de responder a estímulos y desafíos. Cuando se combina claridad, estructura y acompañamiento activo, puede convertirse en un motor para superar límites y alcanzar resultados extraordinarios.
En conclusión: los adultos con TDAH rinden mejor cuando tienen metas definidas, tiempos acotados y alguien que los guíe con firmeza y apoyo. La historia de Peleteiro nos muestra que, con la combinación correcta de desafío y acompañamiento, la dispersión se transforma en foco, la motivación se dispara y los resultados se disparan.