20 Interruptores Interiores sobre TDAH y previsión —esa dificultad para anticipar, planificar y organizar el futuro que tanto condiciona:
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El TDAH no vive sin futuro: vive con un futuro invisible.
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Planear se siente lejano porque el ahora ocupa todo el mapa.
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La previsión es un músculo, no un don: se entrena con plazos pequeños.
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El tiempo lejano se borra; el tiempo inmediato se enciende como alarma.
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Con TDAH, el futuro no pesa hasta que se vuelve urgencia.
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El calendario no falla: falla la sensación de que te pertenece.
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La previsión se escapa porque el presente grita más fuerte.
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El olvido no es falta de interés: es falta de anclajes visibles.
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El TDAH mide el tiempo con emociones, no con relojes.
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El problema no es prever, es sostener la previsión viva en la memoria.
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El futuro en TDAH es como una sombra: existe, pero se pierde de vista.
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La previsión duele porque exige ver lo que aún no arde.
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No anticipar no es no querer: es no sentir todavía el peso.
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El TDAH actúa como si el futuro fuera un rumor y no una certeza.
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El plan más real es el que cabe en la mano, no en la mente.
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La previsión funciona si se convierte en juego, no en obligación.
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Cada recordatorio externo es una prótesis del tiempo.
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El futuro no motiva: motiva el presente que lo hace visible.
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En TDAH la previsión es frágil, pero la improvisación es arte.
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No prever no es condena: es invitación a inventar formas distintas de llegar.