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lunes, marzo 24, 2025

TDA-H: Entre el Genio y el Tonto de Capirote

Vivir con TDA-H es moverse entre extremos. Un día te sientes imparable, con la mente rebosante de ideas, resolviendo problemas con una agilidad asombrosa. Al siguiente, no puedes recordar dónde dejaste las llaves, olvidas responder mensajes importantes o te quedas paralizado ante una tarea que parecía sencilla. Esta dicotomía no solo es frustrante, sino que también puede afectar la autoestima y la percepción que los demás tienen de ti.

El talento enredado en el caos

Muchas personas con TDA-H poseen una inteligencia vibrante, creativa y con una capacidad única para el pensamiento divergente. Sin embargo, el desorden mental, la procrastinación o la falta de atención pueden hacer que esa brillantez pase desapercibida o que incluso sea vista como incompetencia. Esto genera una lucha interna: ¿cómo es posible que una mente capaz de resolver problemas complejos en segundos se quede bloqueada con algo tan simple como organizar un correo?

La respuesta está en la forma en que el cerebro con TDA-H procesa la información. La atención no es un recurso distribuido de manera uniforme; es un péndulo que oscila entre la hiperconcentración y la distracción total. En un estado de hiperfoco, la persona puede ser increíblemente productiva, perdiéndose por horas en aquello que le apasiona. Pero cuando algo no activa ese interés o requiere de un esfuerzo estructurado, la energía simplemente se disipa.

Coaching para TDA-H: más allá del consejo genérico

El coaching para personas con TDA-H no se trata de repetir frases motivacionales o imponer una rutina rígida que nunca funcionará. Se trata de comprender cómo funciona cada mente y diseñar estrategias que encajen con su estilo de vida y sus puntos fuertes.

Algunas herramientas clave incluyen:

  • Estrategias de organización flexibles: en lugar de sistemas rígidos que fracasan a los pocos días, encontrar métodos que se adapten a la naturaleza cambiante del TDA-H.
  • Uso del hiperfoco a favor: aprender a reconocer esos momentos de máxima concentración y aprovecharlos para tareas importantes.
  • Gestión del tiempo no convencional: en vez de luchar contra los olvidos y distracciones con pura fuerza de voluntad, apoyarse en recordatorios visuales, alarmas y herramientas externas.
  • Autocompasión y ajuste de expectativas: entender que no todos los días serán iguales y que un mal día no define el valor ni la capacidad de la persona.

Entre la genialidad y la confusión

No, no eres un "tonto de capirote", aunque a veces pueda parecerlo. La dificultad no está en la falta de inteligencia o capacidad, sino en la forma en que la mente con TDA-H procesa el mundo. Con las estrategias adecuadas, se puede reducir la frustración y encontrar maneras de brillar sin sentirse atrapado en la trampa de la inconsistencia.

Porque, al final, la clave no es encajar en un molde diseñado para otros, sino aprender a navegar la propia mente con astucia y creatividad.



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