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lunes, marzo 24, 2025

Coaching y TDAH: Cuando la Realidad Supera a la Ficción

Introducción

Si le pides a alguien con talento narrativo que te cuente su vida como lo haría Spielberg en el cine, García Márquez en la literatura o Paul Auster en su juego de coincidencias, seguramente convertiría lo cotidiano en una epopeya. Pero, ¿y si esa persona tuviera TDAH? Entonces la historia se volvería aún más vibrante: llena de giros inesperados, conexiones inverosímiles y momentos de pura genialidad mezclados con caos.

El Coaching para personas con TDAH no solo trata de organizar el desorden o mejorar la gestión del tiempo, sino de aprovechar esa capacidad única para encontrar sentido en lo impredecible. Porque, a fin de cuentas, la vida con TDAH no es solo una historia desordenada: es un relato épico esperando ser contado con la intensidad y la emoción que merece.

Índice

  1. El guion imposible: Pensar y vivir con TDAH

    • Cómo la mente con TDAH convierte lo trivial en algo extraordinario.

    • La dificultad de separar la ficción de la realidad en la propia narrativa interna.

  2. Coaching y narrativa: Dar estructura sin apagar la creatividad

    • Cómo el Coaching ayuda a transformar el caos en una historia con propósito.

    • Técnicas narrativas aplicadas al Coaching: resignificación y enfoque en fortalezas.

  3. La vida como una gran historia: Aprender a ser el protagonista

    • Del desorden a la autoconfianza: reescribiendo la propia biografía.

    • Cómo un buen narrador (o coach) puede cambiar la perspectiva de una vida entera.

1. El guion imposible: Pensar y vivir con TDAH

Si alguien con TDAH contara su vida como lo haría un gran narrador, descubriríamos una historia llena de saltos temporales, tramas secundarias que parecen más importantes que la principal y una intensidad emocional desbordante. La mente con TDAH no sigue una estructura lineal ni convencional; más bien, se asemeja a una película de montaje frenético o a una novela con múltiples líneas narrativas entrelazadas.

Cuando la realidad se siente como ficción

Las personas con TDAH suelen vivir con una percepción del tiempo y la realidad distinta a la norma. La hiperactividad mental, la facilidad para conectar ideas dispares y la intensidad emocional convierten lo cotidiano en un escenario de constantes sorpresas. Algo tan simple como perder las llaves puede transformarse en una odisea digna de un relato fantástico:

  • Primero, la persona recuerda haberlas dejado en la mesa.

  • Luego, se distrae con un pensamiento sobre la última película que vio.

  • Minutos después, sigue una cadena de asociaciones mentales que la llevan a pensar en un sueño de la infancia.

  • De repente, se encuentra buscando las llaves en el refrigerador sin recordar cómo llegó ahí.

El relato interno de alguien con TDAH está lleno de estos saltos impredecibles, donde el presente se entrelaza con recuerdos lejanos, ideas espontáneas y emociones intensas. En muchos casos, la línea entre lo que se imagina y lo que realmente ocurrió se vuelve difusa, lo que genera una sensación de estar atrapado en una historia caótica e incontrolable.

El desafío de estructurar el pensamiento

Para quienes no viven con TDAH, el proceso de organizar una idea y llevarla a cabo suele ser más directo. En cambio, en una mente con TDAH, cada intento de planificación puede convertirse en una serie de desvíos inesperados. Esto no significa que no haya una lógica interna, sino que esa lógica responde más a la asociación libre que a una estructura predefinida.

  • Atención fragmentada: La mente salta de un estímulo a otro sin previo aviso.

  • Memoria episódica intensa: Recuerdos antiguos aparecen con una claridad emocional sorprendente, pero detalles recientes pueden desvanecerse en segundos.

  • Percepción del tiempo alterada: Algo ocurrido hace una semana puede sentirse como un evento lejano, mientras que un recuerdo de la infancia parece tan cercano como si hubiera sucedido ayer.

Este estilo de pensamiento no es un error ni una debilidad; es simplemente una forma distinta de procesar la información. El problema surge cuando el entorno exige un pensamiento lineal y ordenado, lo que puede generar frustración y sensación de fracaso.

Cuando la narrativa interna se vuelve un obstáculo

Si una persona con TDAH se acostumbra a ver su vida como un relato de errores y descontrol, es fácil caer en una narrativa interna negativa. Se percibe a sí misma como alguien que "siempre olvida las cosas", "nunca termina lo que empieza" o "no es capaz de seguir reglas". Este guion, repetido una y otra vez, refuerza la sensación de no tener el control sobre su propia historia.

Aquí es donde el Coaching entra en juego: no para imponer una estructura rígida, sino para ayudar a la persona a encontrar una forma de narrar su vida que le permita ver el valor en su manera de pensar. Porque, cuando la historia se cuenta de otra manera, el protagonista también cambia.


2. Coaching y narrativa: Dar estructura sin apagar la creatividad

El Coaching para personas con TDAH no se trata de imponer un orden artificial ni de forzar a alguien a seguir una estructura que le es ajena. Se trata, más bien, de ayudar a la persona a encontrar su propio ritmo, a darle un sentido a su narrativa interna y a descubrir formas de navegar su mente sin perderse en el caos.

Las técnicas del Coaching pueden proporcionar herramientas para estructurar pensamientos y acciones sin sofocar la espontaneidad ni la creatividad. En este proceso, la forma en que se cuenta la propia historia juega un papel crucial.

De víctima del caos a narrador de su propia historia

Muchas personas con TDAH crecen escuchando que son "desordenadas", "impulsivas" o "incapaces de concentrarse". Estas etiquetas, repetidas durante años, terminan configurando su identidad. Un coach no busca negar las dificultades que implica el TDAH, pero sí desafía la idea de que esas dificultades definen a la persona.

El Coaching ayuda a reformular la historia personal con una perspectiva más equilibrada. En lugar de una narrativa de fallos, se construye una historia donde los desafíos coexisten con fortalezas únicas:

  • "No soy una persona distraída; tengo una mente rápida y creativa."

  • "No es que me cueste concentrarme; es que mi atención funciona por interés genuino y no por obligación."

  • "No es que no pueda terminar las cosas; necesito encontrar una forma que funcione para mí."

Este cambio en la narrativa no es una simple cuestión de optimismo. Es una reestructuración cognitiva que transforma la percepción de uno mismo y, en consecuencia, la forma de actuar en el mundo.

Técnicas narrativas aplicadas al Coaching

El Coaching para personas con TDAH se beneficia de estrategias narrativas que permiten dar forma a la historia personal sin perder la riqueza de su complejidad. Algunas de estas técnicas incluyen:

  1. La resignificación del protagonista

    • Se trabaja en cambiar la forma en que la persona se ve a sí misma dentro de su historia. En lugar de verse como alguien que "fracasa constantemente", aprende a verse como un personaje en proceso de desarrollo, alguien con un arco narrativo en construcción.

  2. El uso de metáforas y arquetipos

    • Muchas personas con TDAH responden bien a las metáforas, porque su pensamiento es altamente asociativo. Un coach puede ayudar a encontrar una metáfora adecuada para su estilo de vida: ¿Es un explorador en un mundo lleno de distracciones? ¿Un inventor con demasiadas ideas simultáneas?

  3. La edición de la historia

    • Así como un escritor revisa y corrige su obra, la persona con TDAH puede aprender a editar su historia personal. No se trata de borrar errores o fracasos, sino de darles un significado dentro del relato más amplio.

  4. El enfoque en fortalezas

    • En lugar de centrarse en lo que falta o en lo que no se ajusta a la norma, el Coaching ayuda a identificar habilidades que quizás se han pasado por alto: pensamiento rápido, creatividad, resiliencia, capacidad de improvisación.

Estructura sin perder la esencia

Muchas personas con TDAH temen que cualquier intento de organización les robe espontaneidad o les imponga rigidez. Un buen Coaching no trata de convertir a alguien en un modelo de disciplina perfecta, sino en ayudarlo a encontrar su propio equilibrio entre estructura y flexibilidad.

Porque, al final, lo que hace que una historia sea fascinante no es la ausencia de caos, sino la manera en que el protagonista aprende a moverse dentro de él.


3. La vida como una gran historia: Aprender a ser el protagonista

Para muchas personas con TDAH, la sensación de estar a la deriva en su propia historia es común. Los días transcurren sin un hilo conductor claro, los proyectos comienzan con entusiasmo pero rara vez se terminan, y los momentos de inspiración parecen llegar sin previo aviso, solo para desvanecerse en un torbellino de distracciones. Sin embargo, cuando se aprende a ver la vida como una historia bien contada, surge una nueva posibilidad: tomar las riendas de la narrativa y convertirse en un protagonista consciente de su propio viaje.

Del desorden a la autoconfianza: Reescribiendo la propia biografía

El problema no es solo la falta de estructura externa, sino la forma en que la persona con TDAH ha aprendido a verse a sí misma. Si a lo largo de la vida ha escuchado que "nunca termina nada", "siempre está distraída" o "es demasiado caótica", esa historia puede volverse una profecía autocumplida. La clave no está en negar los desafíos, sino en enmarcarlos dentro de una historia más amplia, una en la que el protagonista no está condenado al fracaso, sino que está en proceso de aprender a manejar su propio ritmo.

El Coaching ayuda a reconstruir esa historia a través de varios enfoques:

  • Identificación del hilo conductor: Muchas personas con TDAH tienen intereses diversos y una trayectoria fragmentada. Sin embargo, al analizar su historia, pueden descubrir patrones recurrentes, pasiones persistentes y habilidades que han estado presentes a lo largo del tiempo, aunque no de manera convencional.

  • Transformación de la narrativa interna: Se trabaja en reemplazar frases limitantes como "nunca logro organizarme" por narraciones más realistas y funcionales, como "he encontrado formas creativas de manejar mis proyectos, aunque aún estoy perfeccionándolas".

  • Reconocimiento de la resiliencia y la adaptabilidad: A pesar de las dificultades, muchas personas con TDAH han desarrollado formas ingeniosas de afrontar la vida. Ser consciente de ello fortalece la autoestima y permite ver los desafíos desde una perspectiva diferente.

Cómo un buen narrador (o coach) puede cambiar la perspectiva de una vida entera

Así como un director de cine o un novelista decide qué elementos enfatizar en una historia, un coach ayuda a la persona con TDAH a enfocarse en los aspectos que le permitan avanzar. En lugar de ver su vida como un caos incontrolable, aprende a apreciarla como una historia dinámica llena de posibilidades.

  • Cambio en la perspectiva del "conflicto"

    • En toda buena historia, el protagonista enfrenta obstáculos. En lugar de ver las dificultades del TDAH como una maldición, el Coaching ayuda a integrarlas como parte del viaje del héroe, un reto que puede superarse con estrategias adecuadas.

  • Descubrimiento del "género" de la historia personal

    • ¿Es la vida una comedia de enredos, una aventura impredecible o un relato de superación? Al tomar conciencia de la propia narrativa, la persona con TDAH puede redefinir el tono de su historia, dejando de verse como víctima del caos para convertirse en alguien que aprende a moverse dentro de él con ingenio.

  • Uso del presente como punto de inflexión

    • En las buenas historias, siempre hay un momento en que el personaje toma una decisión clave que cambia el rumbo de su vida. El Coaching busca generar ese momento de claridad en el presente, ayudando a la persona a elegir un camino más alineado con sus fortalezas y objetivos.

Ser protagonista en lugar de espectador

Las personas con TDAH suelen sentir que la vida las empuja en direcciones inesperadas, como si fueran personajes secundarios en su propia historia. El Coaching no busca imponer una trama rígida, sino brindar las herramientas para que cada persona escriba su propio relato con mayor conciencia y control.

Porque cuando se cambia la forma en que se cuenta la historia, se cambia la forma en que se vive.




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