lunes, marzo 24, 2025

7. El diálogo con la propia historia: convertir los problemas en personajes

Si la vida es una historia en constante desarrollo, los problemas no son solo obstáculos en el camino, sino personajes con los que interactuamos. Algunas formas de terapia, como la terapia narrativa, utilizan este enfoque: externalizar los problemas, darles una identidad propia y aprender a relacionarse con ellos de una manera distinta.

En lugar de decir "soy distraído" o "siempre procrastino", la idea es reformular la experiencia en términos narrativos: "La distracción aparece en mi historia como un personaje que trata de llevarme por otros caminos" o "La procrastinación es como un viejo conocido que insiste en hacerme posponer las cosas". Al convertir un problema en un personaje externo, se abre la posibilidad de dialogar con él, comprender su función y, sobre todo, cambiar la relación con él.

Los problemas como personajes en la historia personal

Cada persona con TDAH puede reconocer ciertos personajes recurrentes en su narración interna. Algunos ejemplos podrían ser:

  • El saboteador interno, que susurra que nada vale la pena y que es mejor no intentarlo.
  • El impostor, que insiste en que todo éxito es un error y que en cualquier momento se descubrirá la verdad.
  • El distraído, que aparece justo cuando algo importante requiere atención y desvía el rumbo hacia cualquier otra cosa.
  • El crítico implacable, que nunca está satisfecho con los resultados y encuentra defectos en todo.

Al identificar estos personajes, el objetivo no es eliminarlos—porque forman parte del relato mental—sino comprenderlos y negociar con ellos. Cada uno cumple una función: el crítico puede ayudar a mejorar, el distraído puede ser una fuente de creatividad, el impostor puede ser un recordatorio de la importancia de la humildad. Pero para que no dominen la historia, es necesario redefinir su rol.

Cambiar la relación con los propios personajes internos

Una vez que un problema se convierte en un personaje, se puede establecer un nuevo tipo de diálogo con él. Algunas estrategias incluyen:

  • Darle voz y escuchar lo que realmente quiere decir. ¿Por qué la procrastinación insiste en aparecer? ¿Qué necesidad está tratando de cubrir?
  • Negociar nuevos acuerdos. En lugar de dejar que el crítico interno paralice la acción, se le puede asignar un nuevo rol: "Te escucharé cuando haya terminado la tarea, pero no antes".
  • Crear un nuevo personaje que equilibre la historia. Si la distracción es un personaje fuerte en la historia, ¿qué pasaría si se introduce otro que represente la concentración y la disciplina?

Este enfoque narrativo permite tomar distancia de los propios problemas y verlos con otra perspectiva. No se trata de negar las dificultades, sino de cambiar la manera en que nos relacionamos con ellas.

La narrativa propia no está cerrada

La gran ventaja de este enfoque es que recuerda que la historia personal no está escrita en un solo acto. Cada día es una nueva oportunidad para editar el guion, reinterpretar los personajes y encontrar nuevas formas de avanzar.

Al final, la vida con TDAH no es solo una lucha contra las dificultades, sino una construcción creativa donde los propios desafíos pueden transformarse en elementos que enriquecen la trama. Y en esa historia, el protagonista siempre tiene la última palabra.



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