Los diagnósticos psicológicos o psiquiátricos: Una
perspectiva desde Humberto Maturana y la terapia narrativa
En el ámbito de la salud mental, los diagnósticos psicológicos y psiquiátricos han sido objeto de debate y controversia durante mucho tiempo. Mientras que algunos defienden la utilidad de los diagnósticos como herramientas de comprensión y tratamiento, otros argumentan que estos diagnósticos pueden tener efectos negativos en la identidad y la autoestima de las personas.
En este artículo, exploraremos el enfoque de Humberto
Maturana, reconocido biólogo y filósofo chileno, así como la perspectiva de la
terapia narrativa, con el objetivo de reflexionar sobre la naturaleza de los
diagnósticos y su relación con la identidad de la persona.
Los diagnósticos desde la mirada de Humberto Maturana
Humberto Maturana es conocido por su enfoque en la biología
del conocimiento y la teoría de la autopoiesis, que se refiere a la capacidad
de los sistemas vivos para autogenerarse y mantenerse a sí mismos. Desde esta
perspectiva, Maturana plantea que los diagnósticos psicológicos o psiquiátricos
no son objetivos en sí mismos, sino que son construcciones sociales que se
basan en criterios y normas establecidos por la comunidad científica y la
sociedad en general.
Según Maturana, los diagnósticos son herramientas útiles
para la comunicación y la organización del conocimiento, pero no deben ser
considerados como una representación directa de la realidad. En lugar de
enfocarse en la categorización de los individuos, Maturana destaca la
importancia de comprender a cada persona como un ser único, con su propia
historia, experiencias y circunstancias.
La terapia narrativa y la separación de los diagnósticos de
la identidad
La terapia narrativa es una corriente terapéutica que se
enfoca en la forma en que las personas construyen y dan sentido a sus experiencias
a través de narrativas y significados. En este enfoque, los diagnósticos son
vistos como una de las muchas historias posibles que se pueden contar sobre una
persona, pero no definen su identidad completa.
Los terapeutas narrativos trabajan en colaboración con los
individuos para explorar y cuestionar las narrativas dominantes que han sido
impuestas por la sociedad o por los propios diagnósticos. El objetivo es ayudar
a las personas a separar su identidad de la etiqueta diagnóstica y construir
nuevas narrativas que refuercen su agencia y capacidad para transformar sus
vidas.
La importancia de un enfoque integral y centrado en la
persona
Desde la perspectiva de Maturana y la terapia narrativa, es
fundamental adoptar un enfoque integral y centrado en la persona al abordar las
cuestiones de salud mental. Esto implica considerar no solo los síntomas y los
diagnósticos, sino también los contextos sociales, culturales y personales en
los que las personas se desenvuelven.
En lugar de enfocarse únicamente en el diagnóstico y los
tratamientos específicos, es esencial tener en cuenta las fortalezas, los
recursos y las metas individuales de cada persona. Esto implica trabajar con la
persona de manera colaborativa, brindando apoyo emocional, fomentando la
autonomía y promoviendo la resiliencia.
Es importante tener en cuenta que los diagnósticos
psicológicos y psiquiátricos pueden ser útiles en determinados contextos,
especialmente en la planificación del tratamiento y la comunicación entre
profesionales de la salud. Sin embargo, es fundamental no reducir la identidad
de una persona únicamente a su diagnóstico.
Es necesario comprender que cada individuo es mucho más que
su etiqueta diagnóstica. Cada persona tiene una historia única, una serie de
experiencias y circunstancias que han contribuido a su forma de ser. Por lo
tanto, es esencial tratar a cada persona de manera individualizada,
reconociendo su singularidad y brindando un espacio seguro y respetuoso para
explorar sus necesidades y metas.
En este sentido, tanto el enfoque de Humberto Maturana como
la terapia narrativa nos invitan a reflexionar sobre la importancia de separar
los diagnósticos de la identidad de la persona. En lugar de definirnos por una
etiqueta diagnóstica, es necesario explorar nuestras fortalezas, intereses y
valores personales. Es a través de la aceptación y el autoconocimiento que
podemos construir una identidad más completa y satisfactoria.
Además, es fundamental reconocer que los diagnósticos no son
estáticos y pueden evolucionar a lo largo del tiempo. Las personas pueden
experimentar cambios en sus síntomas, en su forma de afrontar los desafíos y en
sus metas personales. Por lo tanto, es importante adoptar un enfoque flexible y
adaptativo en el abordaje de los trastornos mentales, brindando apoyo continuo
y ajustando las estrategias de intervención según las necesidades cambiantes de
cada individuo.
En conclusión, los diagnósticos psicológicos y psiquiátricos son herramientas útiles en el campo de la salud mental, pero es necesario entenderlos como construcciones sociales y no como una representación objetiva de la identidad de una persona. Desde el enfoque de Humberto Maturana y la terapia narrativa, se nos invita a separar los diagnósticos de la identidad y a centrarnos en la individualidad y la capacidad de cada persona para construir una vida significativa. Al adoptar un enfoque integral y centrado en la persona, podemos proporcionar un apoyo más efectivo y respetuoso a aquellos que enfrentan desafíos relacionados con el TDA-H y otros trastornos mentales.