PRIMERO LA ACCIÓN Y LUEGO LA MOTIVACIÓN
A menudo nos podemos encontrar diciéndonos a nosotros mismos ¡no tengo ganas de hacer nada! y esperando que la motivación llegue sola como si fuera un milagro y nos pongamos a hacer aquellas cosas que nos proponemos. Lo que se nos olvida es que primero va la acción y luego llega la motivación, es decir, primero debemos empezar aquello que nos gustaría hacer (por ejemplo, ir a correr) y seguidamente llegará la motivación (ir a correr todos los días e intentar superarse poco a poco).
Como no nos interesa quedarnos esperando para siempre a que esta motivación venga a sacarnos de la cama a continuación describiremos algunas técnicas que pueden sernos útiles para motivar tareas:
- Plan diario de actividades: Consiste en dividir las tareas a realizar cada día en dos columnas hora por hora, en la primera escribiremos lo que queremos realizar y en la segunda lo que realmente hemos hecho :
Este ejercicio tan simple nos ayudará a tomar consciencia de qué manera organizamos y usamos nuestro tiempo y nos ayudará a ponernos las pilar y a coger el control de lo que hacemos. Se recomienda usarlo durante una semana como mínimo y cada día al completar el registro puntúe cada actividad de la columna realizada con una P (de placer) y una nota del 0 al 10 en función del placer que te haya proporcionado (Por ejemplo: correr – P6). Cuando revisemos todas las actividades de la semana estas puntuaciones nos ayudarán a planificar las actividades de la siguiente semana en función de las que mayor placer nos haya proporcionado y esto aumentará la probabilidad de que aumentemos nuestra actividad y la realización de actividades.
- Método del rechazo del “pero”: Este método consiste en discutir con uno mismo cada “pero” que aparezca en nuestro diálogo interno. Cuando, por ejemplo, nos digamos a nosotros mismos “En realidad debería, pero no tengo ganas” podemos contraatacar escribiendo el rechazo del pero “me sentiré con más ganas una vez empiece a hacerlo”. Seguramente después del primer contraataque aparecerá otro pero y deberemos volver a contraatacarlo hasta que se nos acaben las excusas.
- Pequeños pasos: Esta técnica consistirá en dividir cualquier tarea en pequeñas partes para que no nos resulte tan difícil empezar a hacerla y además delimitar cuanto tiempo vamos a dedicarle. Por ejemplo, ante el problema de quiero tener la casa limpia pero al final ni la tengo lo suficientemente organizada ni me queda tiempo para hacer lo que yo quiero podría planteárselo como cada día de 9 a 9.30h limpiaré los platos y fregaré el suelo de la cocina, de 9.30h a 9.45h haré la cama y recogeré la ropa que haya tirada por la habitación y de 9.45 a 10h barreré el pasillo. A partir de las 10h dedicaré el tiempo que me quede libre a realizar alguna actividad gratificante para mí. Lo realmente importante en esta técnica es no plantearse la actividad como “limpiaré la casa” sino en dividirla en pequeñas actividades.
fuenteComo no nos interesa quedarnos esperando para siempre a que esta motivación venga a sacarnos de la cama a continuación describiremos algunas técnicas que pueden sernos útiles para motivar tareas:
- Plan diario de actividades: Consiste en dividir las tareas a realizar cada día en dos columnas hora por hora, en la primera escribiremos lo que queremos realizar y en la segunda lo que realmente hemos hecho :
Este ejercicio tan simple nos ayudará a tomar consciencia de qué manera organizamos y usamos nuestro tiempo y nos ayudará a ponernos las pilar y a coger el control de lo que hacemos. Se recomienda usarlo durante una semana como mínimo y cada día al completar el registro puntúe cada actividad de la columna realizada con una P (de placer) y una nota del 0 al 10 en función del placer que te haya proporcionado (Por ejemplo: correr – P6). Cuando revisemos todas las actividades de la semana estas puntuaciones nos ayudarán a planificar las actividades de la siguiente semana en función de las que mayor placer nos haya proporcionado y esto aumentará la probabilidad de que aumentemos nuestra actividad y la realización de actividades.
- Método del rechazo del “pero”: Este método consiste en discutir con uno mismo cada “pero” que aparezca en nuestro diálogo interno. Cuando, por ejemplo, nos digamos a nosotros mismos “En realidad debería, pero no tengo ganas” podemos contraatacar escribiendo el rechazo del pero “me sentiré con más ganas una vez empiece a hacerlo”. Seguramente después del primer contraataque aparecerá otro pero y deberemos volver a contraatacarlo hasta que se nos acaben las excusas.
- Pequeños pasos: Esta técnica consistirá en dividir cualquier tarea en pequeñas partes para que no nos resulte tan difícil empezar a hacerla y además delimitar cuanto tiempo vamos a dedicarle. Por ejemplo, ante el problema de quiero tener la casa limpia pero al final ni la tengo lo suficientemente organizada ni me queda tiempo para hacer lo que yo quiero podría planteárselo como cada día de 9 a 9.30h limpiaré los platos y fregaré el suelo de la cocina, de 9.30h a 9.45h haré la cama y recogeré la ropa que haya tirada por la habitación y de 9.45 a 10h barreré el pasillo. A partir de las 10h dedicaré el tiempo que me quede libre a realizar alguna actividad gratificante para mí. Lo realmente importante en esta técnica es no plantearse la actividad como “limpiaré la casa” sino en dividirla en pequeñas actividades.
http://contigomismo.wordpress.com/2014/01/06/primero-la-accion-y-luego-la-motivacion/
SUSCRÍBETE