La atención plena es prestar atención al momento presente . Por
lo general, no estamos totalmente presentes dándonos cuenta de lo que
se siente al estar aquí ahora mismo. La mayoría de las veces no tenemos ese tipo de conciencia, a menos que traigamos activamente nuestra atención al ahora.
Es también la práctica de tener una actitud abierta y
curiosa, que invita a la investigación clara de lo que es, sin ser coloreado
por las expectativas , juicios preconcebidos o reacciones excesiva, y aunque no es la panacea como algunos la quieren vender, puede ser muy útil para equilibrar entrenar la autoregulación, lo que la convierte en una herramienta
a tomar en cuenta en el TDAH, una condición caracterizada por la inestabilidad en la
autorregulación o autocontrol. El nombre “Déficit de Atención en el Adulto”, es inexacto, porque el
problema en esta condición no es tanto un déficit o escasez de la atención, si
no la inestabilidad y la falta de
control sobre la atención. Se trata de la dificultad para dirigir la atención y
sostenerla en un foco determinado, ignorando las distracciones y regresando a
la tarea luego de las interrupciones.
He aquí dos ejemplos de las habilidades clave de autorregulación:
Autorregulación de la atención . La práctica de atención plena
requiere prestar atención a la atención y dirigirla a voluntad hacia el momento
presente. Como tal, puede fortalecer tu
capacidad de ser consciente de dónde está tu atención. Permite que te des cuenta
cuando tu atención está distraída u ocupada en pensamientos. El
conocimiento de los contenidos de tu mente te da la oportunidad de centrar de nuevo tu atención en el presente, tu cuerpo, tus sensaciones. Si se hace con curiosidad y aceptación, la repetida devolución de la atención, puede entrenar tus habilidades
de regulación de la atención. Y se podría decir que al igual que un músculo,
con el entrenamiento, la atención puede hacerse más fuerte.
Autorregulación de la emoción .
Al traer la atención al momento presente, sobre todo tomando nota de sus
sensaciones corporales cuando estás teniendo una emoción, a menudo te ayuda
a observar la reacción emocional en una nueva perspectiva .
Puedes tener
más posibilidades de elección en lo que haces y ya no estar a merced al cableado biológico, los viejos hábitos y reacciones instintivas. Con un proceso abierto, actitud no crítica,
puedes ayudarte a lidiar con las emociones difíciles de una manera compasiva y
equilibrada. Esto puede ayudarte a controlar el estrés o el conflicto de una
manera totalmente nueva.
Meditar es estar en lo que se está, en el presente, que es el único tiempo que existe realmente (el futuro son miedos, preocupaciones, estrés, ansiedad; y el pasado culpa, resentimiento, rumiaciones dolorosas, depresión). Es estar en la experiencia de cada momento (en contacto con uno mismo y el mundo), aceptando y dejando pasar (sin rechazarlos) pensamientos, sensaciones y emociones.
Esta habilidad se va desarrollando con la práctica y, como
el patinar, requiere pocas instrucciones pero sí constancia para que luego
surja con espontaneidad y podamos ver resultados. Por eso, suele ser
recomendable juntarse en grupo una vez a la semana a practicar y/o hacer algún
curso para coger fuerzas y proseguir sólo.
En la meditación, “pase lo que pase, está bien”, no exige
relajarse, con lo que la tensión
reactiva suele disminuir.
Si quieres comprender haz!
Ejercicio 1
1. Sentado
recto, no rígido, con los pies bien apoyados en el suelo;
2. Respirar
profundamente dos o tres veces;
3. Centrar
la atención en sentir cómo entra y sale el aire por las fosas nasales, sin
intentar modificar la respiración, y contar las espiraciones de 1 a 21 y vuelta
a empezar.
4. Si te
distraes con pensamientos y te pierdes, NO PASA NADA, empiezas de nuevo por el
uno.
5. Los
pensamientos y sensaciones vienen y se van, y tu atención en las fosas nasales.
6. Puedes
comenzar por cinco minutos antes de desayunar, por ejemplo, pues es importante
asociarlo a alguna actividad para así incluirlo en la rutina diaria (como
lavarse los dientes, uno no se pregunta si hoy lo hace o no), y evitar el rato
de después de las comidas por la somnolencia.
Bien, pues os invito a experimentar estos pocos minutos en
los que “pase lo que pase, está bien”.
“Los pensamientos son
como las olas del mar… No podemos detenerlos, pero sí observarlos”
A tener en cuenta:
1) La importancia de la amabilidad y compasión por uno mismo
2) El ser constante aunque sean sólo 3-5 minutos al día
3) No identificarse con los pensamientos que pasan por
nosotros
4) Que el objetivo no es entrenar a la mente para que no se
distraiga sino para que vuelva a enfocarse.