Las características principales del Déficit de Atención (TDAH) con hiperactividad están asociadas a una dificultad para inhibir o "frenar" impulsos. Esta dificultad en la inhibición de impulsos no permite que diversos procesos sicológicos, llamados funciones ejecutivas, puedan operar eficientemente.
Las funciones ejecutivas son actividades mentales complejas necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para alcanzar metas.
Estas funciones empiezan a desarrollarse a partir del primer año de vida y continúan desarrollándose hasta la adolescencia. Por medio de ellas, por ejemplo, podemos responder más a un plan que a las actividades que distraen.
Las funciones ejecutivas permiten guiar tus acciones más por las instrucciones que te das a ti mismo que por influencias externas. Es decir, estas funciones permiten autorregular el comportamiento para poder hacer lo que te propusiste hacer.
Una función ejecutiva importante es la memoria de trabajo, es decir, la habilidad para retener en la mente aquella información necesaria para guiar las acciones de la persona, al momento o más adelante (p.ej., hacer trámite en el banco, leer el capítulo 1 y programar hacer ejercicio). Esta función ejecutiva es necesaria para recordar el hacer las cosas en el futuro cercano.
En las personas con TDAH con hiperactividad, la dificultad para inhibir impulsos entorpece la función ejecutiva de memoria de trabajo. Como resultado, puedes ser despistado, olvidadizo para hacer las cosas y desorganizado. Además, puedes ser vulnerable a no terminar los propósitos que inicias, a no darte tiempo para pensar en las consecuencias de una acción en particular, a no beneficiarte del recuerdo de experiencias pasadas para responder al futuro y a no manejar el tiempo tan bien como las personas sin TDAH.
Otra función ejecutiva que tiene que ver con desarrollo del lenguaje interno, es decir, la voz privada de la mente que se usa para conversar con uno mismo y dirigir o regir el comportamiento (p.ej., "tengo que fijarme en el examen si el reverso de la hoja contiene más preguntas").
Cuando el resultado de la dificultad para inhibir impulsos interfiere con esta función ejecutiva, se entorpece la autorregulación de tu conducta, la habilidad para seguir reglas, la capacidad para seguir instrucciones cuidadosamente y la habilidad para dar seguimiento a los deberes y a las cosas por hacer en el hogar , trabajo o en los estudios.
Otras dos funciones ejecutivas de importancia son la habilidad para autorregular las emociones y la motivación, así como la habilidad para solucionar problemas.
En la medida en que la dificultad para inhibir impulsos obstaculiza estas funciones las personas con el TDAH son más propensas a frustrarse, a no controlar bien la expresión de las emociones, a costarle mantener la motivación para hacer diversas tareas en ausencia de recompensas inmediatas y frecuentes y a tener más dificultad para vencer o buscar alternativas para superar los obstáculos que se presentan.
La capacidad disminuida para inhibir o "frenar" la tendencia a responder a lo inmediato o más atractivo interfiere con las funciones ejecutivas que son necesarias para desarrollar el autocontrol o dominio de sí mismo y dirigir la conducta hacia el futuro. Como resultado, vemos múltiples indicadores de falta de atención, impulsividad e hiperactividad en las personas con el TDAH.
Las comparaciones entre las personas diagnosticadas con TDAH y las personas sin la condición arrojan informes de fallas que pueden ser reconocidas en seis conjuntos.
1. Activación: organizar las tareas y materiales, estimar tiempo, establecer prioridades de las tareas e iniciar la actividad.Las personas con el TDAH a menudo aplazan el iniciar una tarea y sólo lo hacen a último minuto, cuando perciben la tarea como algo de aguda emergencia.
2. Foco: prestar atención, conservar la atención, mantenerse concentrado en las tareas. Algunos describen sus dificultades para mantener la atención como lo que sucede cuando tratan de escuchar la radio mientras se va la señal: captas y se pierdes parte de la información Te distraes fácilmente no sólo por las cosas que suceden a su alrededor, sino por tus propios pensamientos. Además, concentrarte en leer es algo difícil. Generalmente entiendes las palabras cuando las lees, pero a menudo tienes que releer una y otra vez para poder captar el significado cabalmente y recordarlo.
3. Esfuerzo: regular el estado de alerta, mantener el esfuerzo y procesar la velocidad. Muchas personas con TDAH indican que pueden realizar proyectos de corto plazo, pero enfrentan mucha más dificultad a la hora de ejecutar un esfuerzo sostenido durante largos períodos de tiempo. También te es difícil concluir las tareas a tiempo, especialmente cuando te piden que redactes un texto. Experimentas una dificultad crónica en cuanto a la regulación del sueño y la vigilia. A menudo permaneces despierto hasta tarde porque no puedes “apagar” tu mente. Una vez dormido, frecuentemente duermes como muerto y tienes grandes dificultades para levantarte por la mañana.
4. Emoción: manejar la frustración y controlar las emociones. Experimentas dificultades crónicas con relación al manejo de la frustración, la ira, la ansiedad, la desilusión, el deseo y otras emociones. Hablas como si estas emociones se apoderaran de tu pensamiento , lo que te hace muy difícil prestar atención a cualquier otra cosa. Te resulta sumamente difícil poner las emociones en perspectiva, colocarlas en la trastienda de la mente y proseguir con lo que necesitas hacer.
5. Memoria: usar la memoria funcional y tener acceso al recuerdo. Con frecuencia, las personas con TDAH señalan que poseen una memoria adecuada o excepcional para cosas que ocurrieron mucho tiempo atrás, pero experimentan grandes dificultades a la hora de poder recordar dónde acaban de poner algo, lo que alguien les dijo un minuto atrás o qué estaban por decir. Puedes describir cierta dificultad para tener una o varias cosas “en línea” mientras atiendes otras tareas. Además, a menudo te quejas porque no puedes extraer información que tienes en la memoria cuando la necesitas.
6. Acción: hacer seguimiento de la propia acción y controlarla. Muchas personas con TDAH, incluso aquellas sin problemas de comportamiento hiperactivo, notifican problemas crónicos a la hora de controlar sus acciones. A menudo eres demasiado impulsivo en lo que dices o haces, así como en tu forma de pensar, por lo que llegas muy rápidamente a conclusiones, muchas veces erróneas. Experimentas problemas cuando deseas identificar el contexto en el cual estás interactuando. No logras advertir cuándo los demás se sienten desconcertados, heridos o contrariados por lo que acabas de decir o hacer, y por lo tanto no cambias tu comportamiento en respuesta a circunstancias específicas. Asimismo, muchas veces dices experimentar dificultades crónicas cuando deseas controlar el ritmo de tus acciones: desacelerarte o acelerarte según lo necesites para tareas específicas.