sábado, agosto 11, 2007


Existe una pequeña historia para le mente , así como para la mente profunda. Se llama La puntada estiradaHabía una vez una vieja y sabia costurera cuyo negocio llevaba decenios prosperando. Era dueña de un gran taller en el que trabajaban hombres y mujeres jóvenes, de corazón joven. Los empleados se comprometían en una sociedad de talentos, conocimientos e ideas creativas.Un día, el dueño de otro negocio se acercó a la costurera y le preguntó a qué atribuía su éxito. Ella contestó: Nuestro éxito se encuentra en la lección de la puntada estirada.La mayor parte de nuestro trabajo cuando cosemos dos piezas de tela consiste en dar puntadas sencillas para formar una costura, explico la costurera. En muchas ocasiones aguanta bien, pero se puede romper porque es frágil, rígida y lineal. Si se rompe, se deshilacha. Y eso sería malo aquí mismo, dijo, agarrando al hombre por la manga y señalando la costura entre la manga y el hombro. La manga se caería al suelo, ¿verdad? En un ligar como este, en el que cosemos al bies, necesitamos algo distinto, entonces señaló el pecho del visitante con el dedo. Y usted sabe darle el sesgo del éxito a los negocios, ¿no es así? Añadió con un guiño.La costurera bajo la voz para que el hombre pusiera toda la atención en su ronco susurro: la mejor puntada es una muy simple en la que se dan dos puntadas hacia delante y una hacia atrás. Es a la vez fuerte y flexible, más que cualquier otra. Esta puntada es una lección para todos aquellos que estén dispuestos a triunfar.Se inclinó hacia delante con un brillo trascendental en los ojos y siguió: ¿Está dispuesto a dar un paso atrás con cada pocos pasos que dé hacia delante? Perciba el progreso. Aprenda de dónde ha venido y mire hacia dónde va. Pronto desarrollará una fuerza personal y una flexibilidad notables. Con estos recursos valiosos, triunfará en cualquier empresa que se proponga en la vida.