The Wall Street Journal publica hoy el siguiente artículo sobre esta materia:
Hacer ejercicio ayuda a mantener al cerebro en forma
Por Sharon Begley.
La clave para mantenerse intelectualmente activo a medida que envejecemos tal vez no sea la gimnasia mental, como generalmente se recomienda, sino la gimnasia real.
Según un nuevo estudio, el largo y lento deterioro del cerebro podría no ser inevitable. Por primera vez, científicos han descubierto algo que no sólo desacelera el encogimiento cerebral que se inicia en cada persona después de los 40 años —especialmente en las áreas responsables de la memoria y alta cognición—, sino que lo revierte: los ejercicios aeróbicos. Aparentemente, con apenas tres horas de caminatas vigorosas semanales uno puede ampliar el flujo de sangre al cerebro y provocar cambios bioquímicos que aumentan la producción de nuevas neuronas.
A medida que el cerebro envejece, el desgaste mental que comúnmente se desarrolla después de los 40 lo lleva a procesar información de manera más lenta, lo que significa que una persona demora más en tomar una decisión o comprender información compleja. A medida que pasan los años, el cerebro también necesita más tiempo para pasar de una tarea a otra y tiene menos habilidad para ejecutar varias tareas a la vez.
Las investigaciones sobre cómo desacelerar el deterioro mental han tomado un rumbo inesperado. Se había dicho durante años que la mejor forma de mantener la lucidez mental era ejercitar el cerebro. Los crucigramas, la lectura, aprender a tocar un instrumento y otros desafíos mantendrán, supuestamente, bajo control los estragos de la edad.
Ha sido difícil probar esta teoría, pero crece la evidencia de que el ejercicio físico beneficia al cerebro. Estudios anteriores mostraron que personas de la tercera edad que hacen ejercicios aeróbicos mejoran sus habilidades cognitivas después de algunos meses, dice Arthur Kramer, de la Universidad de Illinois en Urbana, Estados Unidos. Son, por ejemplo, más rápidos a la hora de cambiar de tareas y evitan mejor las distracciones que quienes no hicieron gimnasia.
Kramer y su equipo han descubierto la posible razón detrás de esas mejoras. Un mínimo de tres horas semanales de ejercicios aeróbicos aumentaron el volumen de materia gris del cerebro (las neuronas) y de materia blanca (las conexiones entre las neuronas), según el informe publicado en la edición de noviembre de la publicación especializada Journal of Gerontology: Medical Sciences. "Después de sólo tres meses", dice Kramer, "las personas que hacen ejercicio presentan materias cerebrales similares a la de alguien tres años menor".
Hasta 1998, la comunidad científica creía que los cerebros envejecidos no producían nuevas neuronas. Un estudio sueco probó lo contrario, pero los investigadores no identificaron si las personas podían hacer algo para impulsar esa "neurogénesis" o si, al hacerlo, tendría beneficios cognitivos. El estudio de la Universidad de Illinois es el primero en descubrir que los cerebros más viejos pueden aumentar la producción de neuronas y que la cantidad es, aparentemente, suficiente para marcar una diferencia real de comportamiento. Estudios con animales y humanos han asociado aumentos en el volumen de materia cerebral (lo que ocurre con el uso de algunos medicamentos) a un pensamiento más ágil, mejor memoria, flexibilidad cognitiva y perseverancia. "Es el principio de una gran historia", dice Fred Gage, profesor del Instituto Salk, en California, que no participó del nuevo estudio pero lideró en 1998 el descubrimiento de la neurogénesis humana. "Podemos hacer algo para influir en el destino de nuestra mente a medida que envejecemos".
Los científicos de la Universidad de Illinois dividieron en tres grupos a 59 adultos de entre 60 y 79 años. Un grupo realizó ejercicios aeróbicos, otro hizo ejercicios de elongamiento y tonificación y un tercer grupo no hizo nada. Los dos primeros grupos caminaron durante una hora, tres veces a la semana, a un ritmo de 4,8 kilómetros por hora. Los investigadores usaron aparatos de resonancia magnética para medir la actividad cerebral de los voluntarios. El grupo que sólo hizo ejercicios de elongación y tonificación y el que no hizo ninguna actividad no presentaron ningún cambio cerebral. Pero "el grupo aeróbico mostró un aumento sustancial en el volumen de materia cerebral", dice Kramer. "Ello sugiere que los ejercicios aeróbicos pueden desacelerar el declive natural de las neuronas e incluso revertir parte del deterioro de la estructura cerebral", concluye.
Debido a que todos los voluntarios tenían buena salud, el estudio no evaluó si los ejercicios pueden desacelerar, o revertir, las enfermedades relacionadas al envejecimiento cerebral, como el mal de Alzheimer. Puesto que los científicos no sometieron a sus voluntarios a un régimen de entrenamiento físico más estricto, no pueden evaluar si un ejercicio más intenso impulsaría aun más la producción de neuronas, o si los beneficios se detienen después de un determinado punto.