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lunes, junio 16, 2025

Kant, la PNL y el sentido: entre categorías mentales y propósitos humanos
Por Jorge Orrego · Psicólogo y divulgador


“Pensamos con estructuras invisibles. Pero actuamos cuando sentimos que hay un para qué.”

Desde la filosofía hasta la psicología práctica, desde Kant hasta la programación neurolingüística (PNL), nos encontramos con una constante inquietud humana: ¿cómo organizamos la realidad dentro de nuestra mente, y para qué lo hacemos?

Ambos campos —uno filosófico, el otro aplicado— parecen distantes. Pero si los miramos con honestidad, comparten una premisa común: la mente no es un espejo pasivo de la realidad, sino un sistema activo de interpretación.
Y en ese proceso de interpretación, tanto las categorías como los modelos son fundamentales… pero incompletos sin propósito.


Kant: las categorías como filtros de lo real

Immanuel Kant propuso que no conocemos el mundo “en sí”, sino tal como aparece filtrado por nuestras estructuras mentales. Espacio, tiempo, causalidad, cantidad, relación… son las llamadas categorías del entendimiento: marcos universales a través de los cuales todo contenido es procesado por el sujeto.

Es decir: no vemos el mundo tal como es, sino como nuestra mente puede organizarlo.

Kant no hablaba de motivación ni de coaching, pero su pensamiento marcó una frontera fundamental: la mente estructura lo que vive, y esa estructura determina lo que podemos pensar, sentir y decidir.


PNL: los modelos como mapas de acción

La Programación Neurolingüística (PNL), surgida en los años 70 como una mezcla de cibernética, lingüística y psicología, parte de una idea similar: el mapa no es el territorio.
Nuestra experiencia está mediada por filtros neurológicos (cómo percibimos), lingüísticos (cómo codificamos) y conductuales (cómo actuamos).

La PNL creó el modelo de los metaprogramas: filtros mentales inconscientes que organizan nuestra atención, motivación y estilo de pensamiento. Ejemplos:

  • ¿Nos enfocamos más en problemas o en soluciones?

  • ¿Nos mueve más el logro o el evitar el fracaso?

  • ¿Nos motivamos desde dentro (autonomía) o desde fuera (aprobación)?

Estos metaprogramas cumplen una función similar a las categorías kantianas: estructuran nuestra percepción. Pero, a diferencia de Kant, la PNL apunta a algo más: la transformación personal.
Es decir, no basta con saber cómo vemos el mundo: podemos reentrenar ese modo de verlo, en función de objetivos significativos.


¿Dónde entra el sentido?

Tanto la filosofía como la programación mental pueden volverse estructuras vacías si no hay un para qué.
Las categorías de Kant nos muestran cómo pensamos, pero no por qué.
Los modelos de PNL nos muestran cómo actuamos, pero no siempre hacia dónde.

Y aquí es donde se abre un espacio honesto:
Conocer nuestros filtros no garantiza encontrar nuestro sentido.


El riesgo del modelo sin propósito

En muchos contextos terapéuticos, educativos o incluso de autoayuda, los modelos se convierten en fines en sí mismos.
Se aplican herramientas, técnicas, esquemas… pero falta lo más humano: ¿para qué quiero cambiar? ¿Qué me importa de verdad? ¿Qué es lo valioso para mí?

Cuando no hay propósito, los modelos se convierten en rutinas vacías, en simulacros de cambio.

Cuando no hay honestidad en el objetivo, las herramientas se usan para fingir funcionalidad, no para crecer.

Y cuando el sentido no está presente, incluso el pensamiento más brillante se siente hueco.


Propósito no es meta, es dirección con sentido

En PNL se habla mucho de “objetivos bien formulados”. En Kant, se habla de la razón práctica como brújula moral.
Ambos, en el fondo, apuntan a lo mismo: nuestras estructuras mentales solo cobran vida cuando se orientan hacia algo significativo.

Pero cuidado: no todo propósito es visible, productivo o estratégico.
A veces, el propósito real es invisible, o íntimo, o lento.
No siempre se puede escribir en una agenda o en un post-it motivacional.

"Mi propósito es poder estar tranquilo sin huir de mí."
"Mi objetivo es aprender a amar sin exigirme desaparecer para el otro."
"Mi dirección es recuperar el cuerpo que he castigado con pensamientos."

Estos propósitos no son menos valiosos por no ser cuantificables. Al contrario: son el tipo de propósitos que realmente transforman.


En resumen: estructura + sentido = conciencia útil

  • Las categorías nos ayudan a pensar.

  • Los modelos nos ayudan a actuar.

  • Pero el propósito es lo que da valor a todo lo demás.

Ni Kant ni la PNL tienen todas las respuestas. Pero juntos nos recuerdan que comprender cómo funcionamos es solo el inicio.
El verdadero camino comienza cuando elegimos hacia dónde queremos caminar… y por qué.


Y tú, ¿estás usando tus categorías para justificar lo mismo de siempre?
¿O estás dispuesto a reconfigurarlas en nombre de algo más grande que tus hábitos?

Quizás no necesitas otro modelo.
Quizás lo que necesitas es una dirección sincera que te conmueva lo suficiente como para cambiar tu forma de ver.


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