jueves, noviembre 21, 2013

Hiperfoco y pensamientos negativos en los adultos con déficit de atención TDAH

fuente:
http://tdahvitoriagasteiz.com/2013/06/24/cuatro-simples-pasos-para-romper-con-la-hiperatencion-negativa/

Los adultos con TDAH tenemos el don, y a la vez el maleficio, de la hiperatención. 


La hiperatención es esa capacidad especial de concentrarnos en algo con tal intensidad que, en esos momentos, el resto del mundo desaparece. 

Es lo contrario del aburrimiento. En lugar de tener dificultades para empezar algo o concentrarse en ello, la persona con TDAH hiperatenta no consigue desviar la atención del tema que le interesa. 

La hiperatención puede ser muy buena. Si te interesa mucho aquello en que estás concentrado, o si tienes que cumplir un plazo inminente, la hiperatención es una ventaja. 

Puede ayudarte a realizar una tarea difícil, como un informe de tu trabajo o un problema doméstico que debes solucionar. 

También puede ser enormemente útil en momentos creativos en los que tus ideas fluyen y disfrutas escribiendo, pintando, modelando o en cualquier expresión artística. A esta hiperatención positiva yo le llamo fluir. Disfrutas de lo que estás haciendo –sea trabajar, resolver problemas o crear. Eres productivo y disfrutas, no sólo con lo que haces, sino también del hecho de progresar. Tus pensamientos y tus acciones fluyen. 

Sin embargo, la hiperatención también puede ser mala. 

Como adulto con TDAH, caes a menudo en un estado de hiperatención cuando no puedes quitarte de la cabeza un problema o una situación, lo que te causa más estrés. Puede pasarte escribiendo una redacción para la escuela, intentando resolver un problema en el trabajo, tratando de arreglar un aparato estropeado, o incluso navegando por Internet.

 A la hiperatención negativa yo le llamo atascarse. 

Se trata, en realidad, de incapacidad para desviar nuestra atención y de la frustración que eso produce. 

Te sientes como pegado a aquello que intentas hacer. 

Quieres terminarlo o desistir, pero la frustración te impide hacerlo. 

Te empeñas en hacer, cueste lo que cueste, aquello que te proponías (el perfeccionismo causa a menudo hiperatención negativa). 

En este estado, sigues diciéndote: “Sólo dos minutos más. Tengo que conseguirlo.” Pero nunca son sólo dos minutos. Tus pensamientos y tus actos están bloqueados. No hay ningún avance que te anime. Te sientes obligado a terminar lo que te proponías a toda costa, perdiendo horas de sueño, saltándote comidas y poniendo en peligro tu equilibrio mental. 

En resumen, la hiperatención positiva es buena y te hace feliz. La hiperatención negativa es mala y te estresa. 

Es muy difícil romper con la hiperatención negativa. Se necesita mucha conciencia de ello y una buena dosis de reflexión racional. Es esencial que te obligues (sí, que te obligues) a salir del atasco, parando y relajándote, para romper el patrón. Es bueno recordar que, en ese estado estresado y frenético, los objetivos que consigas serán seguramente inferiores a los que conseguirías estando relajado. Trabajar sereno y centrado producirá, con seguridad, mejores resultados que hacerlo estresado y frenético. La próxima vez que te sientas hiperatento, detente a comprobar si estás fluyendo de forma maravillosa o estás atascado por el estrés. 

Sigue estos sencillos pasos: 

1. Pregúntate a ti mismo: - ¿Estoy contento con lo que estoy logrando, o estoy simplemente estresado? - ¿Debería estar haciendo otra cosa, como comer, acudir a una cita o irme a la cama? - ¿Es tan importante eso que estoy haciendo? ¿Tendrá consecuencias graves no hacerlo “ahora mismo”? 

2. Si constatas que estás estresado, que deberías estar haciendo otra cosa o que estás perdiendo tiempo en algo que no tiene importancia, entonces estás atascado en la hiperatención negativa. Cierra un momento los ojos y respira tres veces profundamente. Esto aumentará el flujo de oxígeno y relajará tus músculos y tu ritmo cardíaco. 

3. Piensa de manera racional. Recuerda que: - Serás capaz de hacer frente a este problema más rápido y con mucho menos estrés cuando te sientas descansado, tranquilo y centrado. - Tu hiperatención en este problema te produce estrés, que aumenta tus dificultades debidas al TDAH. - Para romper con este patrón negativo, debes ponerte a hacer algo diferente. 

4. Ahora, oblígate a dejar lo que haces. Sí, oblígate. En ese momento, dejarlo resulta difícil. Pero luego se te hará más fácil y te sentirás mejor, especialmente si vuelves a analizar la situación y descubres que estabas dedicando una hiperatención negativa a algo que, en realidad, no tenía importancia. Recuerda, la hiperatención puede ser un recurso fantástico, ¡pero sólo si la controlas!