Los adultos con TDAH necesitamos mucho aliento.
Esto se debe, en parte, a que tenemos muchas dudas sobre nosotros mismos, que hemos ido acumulando en el correr de los años.
Pero va más allá de eso.
Más que el común denominador de las personas, los adultos con TDAH nos marchitamos cuando no tenemos aliento y positivamente nos iluminamos cuando lo recibimos. Somos capaces de hacer por otros, cosas que nunca fuimos capaces de hacer para nosotros mismos.
Esto no es que sea “malo”, simplemente es así. Y se debe tener en cuenta y se debe aprovechar.
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