Hola, ahora les voy a compartir estos sistemas de productividad personal y de gestion de tareas. 
 
Un sistema de productividad personal es una serie de tecnicas que te ayudaran a tener un control de tu tiempo y de tu vida. Los mas comunes son Getting Things to Done (GTD), Zen To Done (ZTD), AutoFocus y la tecnica Pomodoro. Todos con sus ventajas y desventajas, y si quieres empezar a usarlos, es mejor que los pruebes por al menos 30 dias para comprobar sus resultados. Si lo haces asi, notaras mas libertad de tiempo, menos estres, mas motivacion y la satisfaccion de cumplir aquello que te propones, nada mal en realidad. 
Una aclaracion: no existe un sistema perfecto, tu deberas probar cual es el que va mejor contigo y hacer los cambios que mejor se te adapten. Lo importante es que tengas un deseo de lograr tus metas y tener el sistema trabajando para ti y no al reves.
 

1.- Getting Things to Done (GTD) 
 
Es quizas el mas popular, y segun muchos el mas complicado de ejecutar. Es un método de gestión de las actividades y el título de un libro de David Allen, libro que en español se ha editado con el título Organízate con eficacia. 
GTD se basa en el principio de que una persona necesita borrar de su mente todas las tareas que tiene pendientes guardándolas en un lugar específico. De este modo, se libera a la mente del trabajo de recordar todo lo que hay que hacer, y se puede concentrar en la efectiva realización de aquellas tareas. 
Lo que note al investigar sobre el tema es que es necesaria mucha planeacion, pero fuera de eso, muchas personas lo consideran como el que mas control les da a su vida. 
Si quieres adentrarte en el GTD, una muy buena idea es tener una idea como GTD para dummies de El Gachupas. 
http://elgachupas.com/gtd-para-dummies/ 

2.- Zen To Done (ZTD) 
 
Es el sistema de productividad hecho por Leo Babauta, creador de zen habits y basado en el minimalismo. La idea es crear un sistema simple y rapido de organizacion y se enfoca en crear habitos, mas que en aplicar todo un estilo de vida de golpe. Es muy parecido a GTD, aunque muchos le critican tanta simplicidad. Aunque a mi parecer es esa la idea, un sistema que no es exclusivo de ejecutivos y emprendedores muy ocupados, sino mas para gente comun y corriente que quiere orden en su vida sin tanta planeacion. 
Si quieren descargar una copia en español de el libro descarga desde: 
http://www.google.com.mx/url?sa=t&source=web&cd=1&ved=0CBoQFjAA&url=http%3A%2F%2Fwww.lulu.com%2Fitems%2Fvolume_66%2F7436000%2F7436390%2F1%2Fprint%2Fztdspanish.pdf&rct=j&q=zen%20to%20done%20funciona&ei=hVVITsbIBIrksQLQz4mVBg&usg=AFQjCNHN1iILoFMRApIosA3SN8r8VbAIIw&cad=rja

3.- AutoFocus 4 
 
Es un sistema creado por Mark Foster, el cual yo he practicado por las ultimas 2 semanas con resultados muy positivos. Consiste en una serie de tareas en una libreta las cuales debes ir haciendo conforme sea conveniente hacerlar. Si tu problema es que procrastinas mucho, este es ideal para ti. 
Para practicarlo solo necesitas una libreta, una pluma y un marcatextos. 
Las instrucciones son: 
1. Empieza a anotar en la lista todas las cosas que se te ocurran –frentes abiertos en el sentido más amplio de la palabra–, uno por línea. Pueden ser tareas sencillas, proyectos del tipo GTD, o cualquier cosa que represente algo por hacer. No es necesario vaciar completamente la mente en este momento. Después habrá oportunidad de completar la lista según vayan surgiendo nuevas ideas. 

2. Dibuja una línea al final de la lista. Todo lo que hay por encima de la línea se llamara la lista cerrada o tarea retrasada –”backlog” en el original en inglés. Conforme se te ocurran nuevas ideas, añádelas después de la línea. Todo lo que aparece después de la línea se llama la lista activa o lista abierta. 

3. Debes empezar a trabajar con la lista cerrada. Ve recorriendo las tareas en orden, y trabaja en cualquiera de ellas que sientas está ya lista para hacerse, o por la que te sientas más impulsado a trabajar –ya sea por que te agrade más, por tu sentido de la urgencia, por su prioridad o cualquier otro criterio que se te ocurra… deja que tus partes racional y emocional actúen en conjunto. Tacha la tarea una vez que hayas trabajado suficiente en ella –de nuevo, tú decides cuánto tiempo es suficiente–, y anótala de nuevo al final de la lista activa si todavía requiere más trabajo para terminarla. 

4. Repite el proceso hasta llegar a la línea que separa ambas listas, pero no continúes –todavía– por la lista abierta. En lugar de ello, vuelve al principio de la lista cerrada y repite el proceso, haciendo las tareas por las que te sientas más impulsado. Repite el ciclo las veces que sea necesario hasta que recorras toda la lista cerrada sin haber trabajado en ninguna de las tareas. 

5. Ahora sí puedes cruzar la línea y trabajar en la lista abierta. 

6. Cuando alcances el final de la lista abierta, regresa al principio de la lista cerrada –es decir, sólo completarás una vuelta en la lista abierta. 

7. El “juego” consiste en tachar todas las tareas de la lista cerrada. Cuando lo hayas conseguido –hay una excepción que veremos enseguida–, dibuja una línea al final de la lista abierta. Esta será ahora la nueva lista cerrada o lista de trabajo retrasado. 
Como seguro habrás imaginado, con este método es posible –por no decir casi seguro–, que las tareas difíciles o que menos nos gustan se quedarán sin hacer en la lista cerrada. ¿Qué pasa cuando pasamos de la lista abierta a la cerrada, y hacemos una pasada completa sin trabajar en ninguna tarea? Pues que tenemos que empezar a tomar decisiones. 

Forster nos dice que, en este caso, es momento de dar por terminada la lista cerrada, no importa que haya cosas por hacer. Para ello, utilizaremos el marcador fluorescente, resaltando las tareas procrastinadas, y seguiremos una vuelta más con la lista abierta. 

Al volver a la lista cerrada tendrás que decidir una de tres cosas para cada tarea resaltada: 

1. Olvidarte de la tarea. Es probable que esa tarea ya no tenga valor para ti, y por eso siempre la saltas de la lista. 

2. Cambiar su redacción original. Quizá el problema es que la tarea no está correctamente expresada –por ejemplo, no representa una acción física que puedas realizar, o representa un proyecto–, y por eso la estás procrastinando. En ese caso, debes pensar qué es exactamente lo que significa, reformularla y añadirla al final de la lista abierta para darle otra oportunidad. 

3. Volverla a añadir sin cambios. Aunque se puede hacer, debes evitarlo. Hacerlo sin un buen motivo podría llevarte a retrasar decisiones de manera indefinida. Si no has tenido tiempo o ganas de hacer esa tarea, deberías pensar en sacarla a una lista de “algún día/quizá”, crear un recordatorio dentro de un tiempo, o simplemente olvidarte de ella. 

Una vez tomadas las decisiones adecuadas, simplemente cierras la lista abierta con una línea, y te olvidas para siempre de esta lista cerrada. 

Como seguro habrás imaginado, con este método es posible –por no decir casi seguro–, que las tareas difíciles o que menos nos gustan se quedarán sin hacer en la lista cerrada. ¿Qué pasa cuando pasamos de la lista abierta a la cerrada, y hacemos una pasada completa sin trabajar en ninguna tarea? Pues que tenemos que empezar a tomar decisiones. 

Forster nos dice que, en este caso, es momento de dar por terminada la lista cerrada, no importa que haya cosas por hacer. Para ello, utilizaremos el marcador fluorescente, resaltando las tareas procrastinadas, y seguiremos una vuelta más con la lista abierta. 

Al volver a la lista cerrada tendrás que decidir una de tres cosas para cada tarea resaltada: 

1. Olvidarte de la tarea. Es probable que esa tarea ya no tenga valor para ti, y por eso siempre la saltas de la lista. 

2. Cambiar su redacción original. Quizá el problema es que la tarea no está correctamente expresada –por ejemplo, no representa una acción física que puedas realizar, o representa un proyecto–, y por eso la estás procrastinando. En ese caso, debes pensar qué es exactamente lo que significa, reformularla y añadirla al final de la lista abierta para darle otra oportunidad. 

3. Volverla a añadir sin cambios. Aunque se puede hacer, debes evitarlo. Hacerlo sin un buen motivo podría llevarte a retrasar decisiones de manera indefinida. Si no has tenido tiempo o ganas de hacer esa tarea, deberías pensar en sacarla a una lista de “algún día/quizá”, crear un recordatorio dentro de un tiempo, o simplemente olvidarte de ella. 

Una vez tomadas las decisiones adecuadas, simplemente cierras la lista abierta con una línea, y te olvidas para siempre de esta lista cerrada. 

4.- Tecnica pomodoro 
 
Es una técnica de productividad. Permite controlar el foco de la atención y trabajar en sesiones cortas de alta intensidad con descansos periódicos. El inventor de la técnica es Francisco Cirillo, un italiano que en los años 80 tuvo la idea mientras se esforzaba en mejorar sus resultados en sus primeros años de universidad. 
1. Hacemos un Inventario de acciones 

Partimos de un inventario de acciones que hacer. Un cuaderno o lista puede servir. Cada una de esas acciones va unida a un número determinado y previsto de pomodoros (ponemos el número junto a la acción o tarea). Un pomodoro es un segmento de atención de 25 minutos que dedicamos a una sola actividad. 

2. Determinamos una actividad y la ejecutamos 

Al inicio de la sesión decidimos qué tarea vamos a realizar (modo planificación). La añadimos a una lista de tareas del día. Después de hacerlo ponemos en marcha un contador de marcha atrás que nos indicará en 25 minutos que la sesión ha acabado y con ella el pomodoro. Durante ese tiempo nos centramos EXCLUSIVAMENTE en la acción programada (modo flujo o trabajo intenso). 

* Si surge alguna interrupción externa (una llamada, la señal luminosa de llegada de un e-mail, un saludo de un compañero, etc.) tomamos nota realizando una marca horizontal, “–“,en nuestra lista de cosas que hacer y seguimos trabajando. 
* Si surge una interrupción interna (un recado que recuerdo que tengo que hacer, una bajada de la intensidad del trabajo, un temor no resuelto, etc.) tomo igualmente nota de ello marcando una barra vertical, ”|“, y sigo trabajando. 
* Si esa interrupción sugiere alguna otra acción que realizar, entonces tomo nota de ella en la lista de tareas diarias o bien la añado al inventario general de acciones. 

3. Descanso 

Terminado el pomodoro, cuando suena la señal acústica, escribo un aspa “X” junto a la tarea indicando que he completado un pomodoro y dejo todo lo que estoy haciendo inmediatamente (como máximo, puedo terminar de teclear la palabra que estaba escribiendo). 

Entonces, me tomo un descanso de entre 3 y 5 minutos (modo descanso-relajación). Esto es aproximado, aquí no hay que ser exactos. Me levanto, estiro las piernas, tomo un vaso de agua, hago flexiones o simplemente miro a lo lejos descansado la vista. Lo esencial es que me relaje y no siga pensando o trabajando mentalmente en lo que estaba haciendo. 

4. Vuelta 

Tras el breve descanso vuelvo a la mesa de trabajo, y decido qué haré en el siguiente pomodoro. 

Vuelvo al modo planificación, revalúo mis prioridades, decido si seguir en la tarea previa o comenzar una nueva e inicio el nuevo pomodoro repitiendo el ciclo al menos 4 veces (esto supondría 100 minutos de trabajo de calidad cada dos horas). 

No está mal. Muchos lo firmaríamos con los ojos cerrados. 

Pasadas dos horas ( 4 pomodoros) se recomienda hacer un descanso más grande de entre 10 y 20 minutos antes de volver a iniciar el ciclo de los pomodoros. 

5. Revisión 

En esta fase aprendo de la experiencia. Al final del día observo las acciones realizadas, los pomodoros que he necesitado y aprovecho esa información para anticipar con más precisión los la duración de las actividades. 

* Si una actividad va a llevar más de 8 pomodoros se recomienda que se divida en varias acciones de menos de esa duración. Con la técnica pretendemos enfocar la acción al máximo y obtener una sensación de logro o misión cumplida en un tiempo razonable que quepa en un día; no tendría sentido programar una actividad que llevara varios días completarla. 
* Si una actividad es muy pequeña y dejaría libre parte del pomodoro, une en un pomodoro varias actividades pequeñas relacionadas; por ejemplo, el responder varios e-mails, abrir cartas, devolver llamadas pendientes, etc. 
* Si finalizada una tarea queda libre tiempo, sigue trabajando en la tarea revisando y mejorando la tarea esos pocos minutos libres. Aquí aplicas el concepto de “overlearning” o hacer más de lo necesario, que es el camino al expertismo. 
* Si nada más empezar un pomodoro acabas la tarea, entonces quizá no tenga sentido hacer la revisión y mejora. No contabilices el pomodoro para la tarea concluida y comienza una tarea distinta. 

Eso son las mas comunes, claro que puedes combinar lo mejor de cada una segun tus necesidades, por ejemplo, autofocus con pomodoro, es solo una idea.
 

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Fuente: 
http://elgachupas.com/ 
http://homominimus.com/